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Casi en un 70% ha caído la población mundial de aves marinas en 60 años

2 de diciembre de 2016

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Un albatros, con su nido en medio de la basura. Fotografía de Jay Holcomb

Un albatros, con su nido en medio de la basura. Fotografía de Jay Holcomb

 

Desde hace bastante tiempo, los ecologistas saben que numerosas poblaciones de aves marinas están en declive. Pero, un estudio publicado recientemente por PLOS ONE señala una situación peor de lo que se preveía. Según el estudio, la abundancia de aves marinas se ha reducido en un 70% en solo 60 años, lo cual equivale a la muerte de unos 230 millones de animales.

Las aves son buenos indicadores de la salud de los ecosistemas marinos, de manera que cuando se observa un declive de las aves marinas de tal magnitud, es síntoma de que los ecosistemas marinos tienen algún problema.

Las aves marinas ascienden a casi 350 especies en todo el mundo e incluyen a cualquier pájaro que dependa en gran medida del entorno marino.

Teniendo en cuenta que las aves marinas viven tanto en mar abierto como en el litoral, esta mezcla de pájaros hace frente a un sinnúmero de peligros: pesca excesiva, ahogamiento provocado por sedales o redes, contaminación por plásticos, especies invasoras como las ratas en zonas de anidación, infraestructuras de petróleo y gas y polución tóxica que avanza por la cadena alimentaria… Por si esto no bastara, el doble revés del cambio climático y la acidificación del océano amenazan con inundar las zonas de anidación y alterar las fuentes de alimento.

Las aves marinas tienen el doble de posibilidades de extinción que las terrestres.

Por ejemplo, en el año 2012, un estudio publicado por Bird Conservation International, descubrió que el 28% de las especies de aves marinas corren peligro de extinción y que un 47% están disminuyendo.

El estudio publicado por PLOS ONE revela una panorámica aún más alarmante sobre el estado actual de las aves marinas del mundo. Por ejemplo, señala que la familia del charrán ha caído en un 85%, las fragatas en un 81%, los petreles y las pardelas en un 79% y los albatros en un 69%.

Esos funestos descubrimientos apuntan a uno de los patrones del estudio: a las aves de mar abierto –como los albatros, las fragatas, los petreles y las pardelas– normalmente les va peor que a los pájaros que viven cerca de la costa. Las aves de mar abierto sufren aún más debido a su gran alcance geográfico. Como estas especies viajan muy lejos, tienen más posibilidades de encontrar amenazas; mientras que los pájaros costeros, en algunos casos, tienen menos problemas gracias a una mejor gestión de las zonas de anidación y a unos materiales de pesca más adecuados; aunque el estudio reveló que algunas aves costeras muy dispersas experimentan grandes declives, por ejemplo, las poblaciones de cormoranes se han reducido en un 73%.

Los investigadores han señalado que aunque se reduzcan las amenazas, la recuperación exige diligencia y paciencia. Apuntan además, que la mayoría de las aves marinas viven muchos años y se reproducen lentamente, y es precisamente por esto, que pequeños incrementos de la mortalidad pueden causar importantes disminuciones de las poblaciones, de las que tardan mucho en recuperarse.

Teniendo en cuenta todas las amenazas que afectan a las aves marinas del mundo, nos podemos preguntar: ¿Por dónde empezamos en materia de conservación?

Los investigadores han propuesto algunas soluciones para muchas de las amenazas, entre ellas señalaron:

 

1. Librar a las colonias de aves marinas de especies invasoras.

2. Reducir la captura accesoria en las pesquerías o los pájaros atrapados en redes.

3. Crear zonas de conservación.

4. Crear zonas marítimas internacionales protegidas que abarquen la amplia variedad de aves.

 

Pero, los propios investigadores saben que esto no es suficiente y que las zonas protegidas en los océanos van muy a la zaga de las terrestres.

En la actualidad, solo un 2% de los océanos del mundo se hallan bajo algún tipo de protección y menos de la mitad prohíben por completo la pesca. En cambio, casi un 15% del paisaje terrestre mundial está protegido.

Con una extensión tan reducida del océano teóricamente cerrada a la pesca, no es de extrañar que muchas aves marinas sean víctimas de la pesca excesiva. Los océanos todavía están tristemente desprotegidos y las pesquerías necesitan más gestión y vigilancia.

Pero, existe otro asunto que está poco a poco despertando un mayor interés: la contaminación del océano por los plásticos. Cuestión esta ignorada durante mucho tiempo, quizás por la intratabilidad del problema. Un estudio publicado hace solo unos meses ha revelado que, probablemente, ¡el 90% de las aves marinas del mundo tienen plástico en el estómago! Uno de los autores del estudio comentó que las aves marinas confunden constantemente el plástico con huevas de pescado y lo devoran en grandes cantidades. El plástico en el estómago de un animal no solo libera toxinas mortales, sino que también puede causar una muerte lenta por hambruna al obstruirle el intestino. Los pájaros incluso administran trozos de plástico a sus crías, que mueren en masa.

En resumen, unas cuantas acciones a gran escala para ayudar a las aves marinas podrían contribuir enormemente a limpiar los ecosistemas marinos, cada vez más llenos de basura.

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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