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Casa de Teniente Rey y Aguiar

8 de noviembre de 2013

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Una de los edificios coloniales más interesantes de La Habana Vieja es precisamente el erigido en esta intersección. A pesar del tiempo y la desidia que afectaron su imagen y estado constructivo por décadas, se podían apreciar sus valores arquitectónicos y artísticos. Desde el 2007, la restauración liderada por la Oficina del Historiador de la Ciudad, reveló su hermosura devolviéndole los elementos tipológicos que lo hacen ejemplo excepcional dentro del conjunto edilicio del centro histórico. Su nueva función será la de servir de arquetipo para el estudio de la arquitectura prebarroca cubana, con fines culturales y docentes.

Primeras décadas del siglo XX

Su condición de casa esquinera desde sus orígenes fue resultado de la fusión de dos viviendas, una por Teniente Rey y la otra por Aguiar. Según la historiadora Rosalía Oliva, el propietario más antiguo de ambas fue el Capitán Don José Martínez Oropesa, desde 1704, cuando “pide un préstamo para colocar tapias, y tejas a su morada”, por lo que se supone que haya existido desde finales del siglo XVII. Por el matrimonio de uno de sus hijos luego se emparentó con los Diez de Bulnes y más tarde la casa es vendida a la familia francesa Crucet Limendoux. El inmueble se mantuvo como vivienda unifamiliar hasta finales del siglo XIX, cuando algunos de sus espacios fueron adaptados para comercios y otros se convirtieron en casa de vecindad, función que se mantuvo hasta 1999.
Esta casa fue estudiada por el prestigioso profesor Francisco Prat Puig en su obra El Prebarroco en Cuba, publicada en 1947 por vez primera, y cuyo análisis, profundamente arqueológico, lo llevaron a ubicarla entre los modelos más notables de aquella “escuela criolla de arquitectura  morisca”. Probablemente por ello la escogió para la portada de esta importante obra, honrándola así para siempre.

Restauración del 2007

Como bien afirma por su parte el arquitecto Joaquín Weiss, “pertenece al género de las casas de planta baja con habitación esquinera en la alta”,  quien además destaca sus curiosas particularidades como la copiosa molduración en los capiteles de las pilastras y en la cornisa del entablamento de la portada por la calle Teniente Rey; el zaguán conduciendo a una galería transversal que en uno de sus frentes está sostenida por pies derechos de sección ochavada; la comunicación entre los patios a través de una larga y estrecha dependencia; así como el local esquinero que, formando una larga crujía comunicada por grandes arcos transversales, comunicaba hacia el exterior con varias puertas, mientras al interior sólo una daba acceso. Ello -supone Weiss- se debió al uso comercial de estos locales por un mismo dueño, o para habitaciones de servidumbre.
Del mismo modo, se le prestó más atención a las habitaciones altas, resueltas en un amplio salón esquinero techado con una armadura de cuatro faldones y harneruelo, al cual se adosa otro menor, en superficie y altura, por la calle Aguiar.

Pintura mural

Hasta hace muy poco conservó el elemento exterior más importante: el balcón de madera con un chaflán en la esquina, único del siglo XVII que se conservaba en La Habana, y que llegó al momento de la restauración prácticamente perdido. Sin su tejado o sobradillo original, los escasos modelos de sus balaustres simétricos, cortos y gruesos, dejaban entrever su antigüedad, acentuada por la presencia en este balcón de un tablero de madera a modo de guardasayas. Para Weiss, “la robustez, la sencillez y el arcaísmo constituyen aquí el punto de partida para el balaustre evolucionado del siglo XVIII”. La intervención reciente conservó las partes del famoso balcón según su integridad y reconstruyó lo perdido a partir de una reproducción detallada y respetuosa.
Las pinturas murales de este inmueble forman uno de los elementos más atractivos que llegaron a la actualidad. Con un acertado estudio de colores, materiales y técnicas constructivas, en especial de los enlucidos, estas bellas decoraciones fueron rescatadas al máximo de lo posible. Entre ellas sobresale el paisaje hallado en la galería posterior sobre uno de los vanos que fue extraído, mediante la práctica del stacco, y hoy se exhibe en las salas del Museo de la Pintura Mural.

Galería de Imágenes

Comentarios



Juan Carlos Herra Chaverri / 27 de octubre de 2017

Buenos días. Estoy haciendo un estudio sobre arquitectura cubana, soy de Costa Rica, y me gustaría saber la ubicación exacta de esta casa, si me hacen el favor. Se loa agradezco mucho. (Casa de Teniente Rey y Aguiar) Saludos