Casa de la calle Amargura No. 255.

10 de abril de 2017

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Zenaida Iglesias Sánchez

Antes: vivienda.
Hoy: vivienda / hospedaje.

 

 

Esta pequeña casa colonial fue restaurada manteniendo en fachada las características tipológicas que permiten ubicarla dentro de las más antiguas construcciones de la ciudad destinadas a vivienda. Fachada de piedra recubierta con mortero, amplio ventanal, puerta española y el tejaroz que decora el remate de la cubierta a dos aguas. Destinada a vivienda, la pequeña casa de familias vuelve a lucir su apariencia decorosa permaneciendo en tan importante eje vial desafiando el paso del tiempo. Tomando en cuenta la apertura dada a los negocios por cuenta propia hoy funciona como hospedaje y siempre se le ve frecuentada.

Dentro de esta tipología, las viviendas que se levantaron en parcelas más anchas pertenecieron a familias de mayores recursos, no así las otras, que fueron más modestas y se construyeron en parcelas más estrechas.

 

 

En este caso, estamos en presencia de una hermosa casa colonial de un solo nivel de altura, que distribuye sus habitaciones abiertas a un patio principal y otro que fue de servicio; al patio se accede pasando desde la sala a través de un arco de medio punto en la mayoría de los casos, que se vio rematado por un hermoso vitral multicolor a modo de abanico de cristal. El que ahora existe allí fue restituido por el propietario que la habita.

 

 

Consta su existencia desde 1725, cuando se describe como una casa baja de rafas, tapias y tejas en los documentos de archivo. Con apariencia muy similar llegó a nuestros días y es precisamente este aspecto el que la hace resaltar dentro del conjunto construido donde se inserta. Entre sus propietarios se mencionan los señores Nicolás de Soto y luego Pedro de Quiñones. En las primeras décadas del siglo XIX pasó por concepto de herencia al hospital de San Francisco de Paula.

En la actualidad conserva los techos de armadura, como elemento tipológico de valor, los que fueron también restaurados, además del mencionado tejaroz de la fachada, elemento decorativo que nos remonta al siglo XVII.