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Casa de Habana Nº 60 entre Cuarteles y Peña Pobre I

14 de junio de 2013

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Insospechada es la historia que guardan las antiguas casas habaneras, especialmente su evolución constructiva, la cual, muchas veces no se percibe a simple vista, solo se sabe de ella a través de la consulta de documentos históricos. Un buen ejemplo de ello es  la vivienda sita en Habana número 60 entre Cuarteles y Peña Pobre, en La Habana Vieja.

Perteneció al Marqués de Sandoval, Don Miguel Sandoval y Laza, hacia finales del siglo XIX, quien la había heredado de su abuelo, el también ilustre Sebastián Ignacio de Laza, en 1886. Así se describía entonces en el Registro de la Propiedad: “Casa de mampostería y azotea señalada con el número 38 hoy y antes 217 de la calle Habana. Linda por la derecha con la número 36 de Doña Manuela Márquez, por la izquierda con la número 40 de Don Emilio de la Sierra y por la espalda con la calle Cuarteles. Mide 9 m 76 cm de frente por 47 m 75 cm de fondo, equivalente a 531 m 40 cm de superficie.” La imagen que ha llegado a nuestros días es precisamente la de esta época, una casa señorial del siglo XIX, de generosas dimensiones, con patio y traspatio, y galerías laterales. Afiliada a los códigos del neoclásico, aún se aprecian en su fachada la portada, los guardapolvos y el alero de cornisa, propios de este estilo, así como la herrería original de la baranda de hierro, arriostres de balcón, rejas de ventana y la puerta clavadiza a la española. Sin embargo, su construcción se remonta a 1697.
Según impuestos de capellanía, asentados en la Antigua Anotaduría de Hipotecas el 23 de octubre de ese año,  se sabe de la existencia en este sitio de unas casas de colgadizo, rafas, tapias y tejas. Era propiedad de Doña Viviana Hinoco, quien se convierte en su primera dueña por ser esta la referencia más antigua. En el último cuarto del siglo XVI comenzaron a multiplicarse las casas de albañilería en su forma más modesta, o sea, de “rafas, tapias y tejas”, sistema constructivo que siguió empleándose en el siglo XVII y que se manifestó exteriormente en muros muy gruesos que variaban entre los 60 y 80 cm y una fachada muy sencilla. Las plantas de estas casas eran rectangulares y compactas, de pocos aposentos y aparentemente sin patio, pues quedaba terreno suficiente en el solar para corral o huerta, y en general para todos los menesteres a que se dedicaba el patio, y si lo había, debió ser un espacio descubierto, con algún colgadizo para realizar labores menores.
El colgadizo es una especie de tejadillo adosado a un muro, sostenido con puntales, y es muy probable que en fecha temprana este fuera el tipo de cubierta empleada para toda la vivienda, o sea, un techo de tejas inclinado que corría apoyándose en tornapuntas y se cerraba con las tapias y rafas. La tapia se hacía con tierra mojada y apisonada entre moldes paralelos de madera de 1.40 a 1.60 metros de altura, rematándose cada tapia con dos o tres hiladas de ladrillos nivelados. A este muro se le introducían pilares de ladrillo o piedra en los ángulos y a lo largo, como refuerzo de la construcción. A esto se le llamaba rafas. Por ser muy rápido y económico este sistema se hizo muy popular.
En 1756, por otros impuestos, se describe como “una casa vaxa, de rafas, tapias y tejas…que esta en la calle que corre a la puerta falsa del Monasterio de Santa Clara, lindando por un costado con casa del Tnte Nicolás Palomino y por el otro con otra de Doña Josefa…” Se infiere, por tanto, que ya en el siglo XVIII el antiguo colgadizo se había reconstruido. Esta primitiva casa baja de rafas, tapias y tejas, ya en 1794, estaba señalada con el número 56, y siendo propiedad de Josefa Ascona, es vendida a Don Dionisio Ascona por el precio de 243 pesos 5 y medio reales.

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Comentarios



José Luis Rodríguez Palomo / 23 de marzo de 2018

Soy descendiente de la familia Sandoval. Miguel de Sandoval y Lasa era sobrino de mi bisabuelo Lorenzo. Según tengo entendido el marqués era su hermano Ignacio Sebastián y posteriormente su hijo Ignacio. Si tuvieran alguna información sobre la familia Sandoval en Cuba y la casa del 1º Marqués Ignacio quedaría muy agradecido.