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Carlos Roloff, el polaco de Cuba (I)

17 de septiembre de 2025

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Con razón Martí lo llamó: “vehemente y fiel polaco, el cubano indomable y fidelísimo que trajo a la guerra de la libertad, a la guerra de un país donde él no había nacido, su juventud y su fortuna”.

También el Apóstol dijo que Roloff “tenía bien ganada la palma alta sobre su sepultura”.

Aquel hombre de mediana estatura, ojos verdosos de mirar incierto, de barba negra y caminar pausado, llegado a Cuba en 1865, asentado en Caibairién, fue de los primeros en incorporarse al alzamiento revolucionario de Las Villas en 1869, y se convertiría en uno de los más prestigiosos jefes militares en el combate por nuestra independencia.

Su experiencia militar ganada en la Guerra de Secesión Norteamericana, donde alcanzó los grados de oficial en los ejércitos del norte, la puso muy pronto al servicio de la causa cubana.

Se cuenta que en un discurso pronunciado en Cayo Hueso en 1892, Roloff se refirió con modestia a sus “pequeños conocimientos del arte de la guerra, adquiridos como militar que he sido en el Ejército americano”.

Al parecer, estuvo incorporado al noveno regimiento de Ohio.

Lo cierto es que este combatiente internacionalista obtendría en poco tiempo el grado de Mayor General en las filas del Ejército Libertador Cubano. Sus dotes de organizador y el prestigio que conquistó desde sus primeras acciones de guerra en la manigua lo hicieron acreedor de tan importante reconocimiento.

A Carlos Roloff le tocaría vivir instantes gloriosos de nuestra historia, sin eludir los amargos, como el Pacto de Zanjón, en que “el polaco de Cuba” -como lo nombró Martí- hizo gala de su dignidad revolucionaria al ser uno de los últimos jefes en entregar sus armas luego de diez años de incesante batallar.

En el encuentro de Guáimaro sirvió de escolta al Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes, y después, en 1878, se vio forzado, como tantos revolucionarios, a buscar refugio en Centroamérica o en Estados Unidos. En su caso, las autoridades coloniales le ordenaron salir de la Isla.

Fue de los que siempre confió en la victoria final.

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