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Cantinflas

6 de mayo de 2020

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El revuelo que causó la llegada del actor Mario Moreno, Cantinflas, en abril de 1944 no es cosa de juego y sí ilustrativa de cuánto se le quería en el mundo de habla hispana. La Asociación Cubana de Artistas le organizó un concurrido acto y el pueblo lo acogió como a un héroe.

El periodista de los grandes espectáculos, Don Galaor, en referencia a la llegada del cómico, escribió.

“Difícilmente podrá recordarse, de muchos años a la fecha, una demostración más espontánea y entusiasta a un artista visitante. El Prado y los jardines y escalinata del Capitolio eran un solo mar de cabezas”.

El visitante se alojó en el hotel Nacional. Pasó alrededor de dos semanas en Cuba y actuó para los micrófonos de CMQ Radio, en los programas Competidora Gaditana, así como en el teatro Alkázar. Mucho éxito acompañó a sus presentaciones y según se cuenta, hasta alguna que otra lágrima arrancó de los espectadores en el teatro. Solo que tales lágrimas no fueron precisamente de pena.

En otras ocasiones se detuvo Mario Moreno en La Habana. La última en noviembre de 1956. El comediante a quien Charles Chaplin consideró su posible sucesor y el primero entre los actores cómicos del cine de habla hispana de más de una generación, recibió una vez más cordialísima bienvenida. Con la expresión cansada, el cigarrillo entre los dedos, modesto traje gris sin corbata y su sencillez habitual, Mario Moreno descendió del avión e hizo frente a los hombres de la prensa.

Se presentó ante los niños de la Casa de Beneficencia. También en el programa de televisión Casino de la Alegría, con un selecto grupo de artistas cubanos. Caracterizando su clásico peladito y con la no menos identificativa vestimenta, los televidentes disfrutaron de su actuación en vivo.

Una nota de prensa decía así:

“Llegó el número de Cantinflas. Simpático y derrochando comicidad. Terminó su intervención con un baile de los suyos en compañía de Sonia Calero. Buen programa el de Casino de la Alegría”.

Algo que suele pasarse por alto —y no deja de ser una curiosidad— es que Mario Moreno también puede considerarse un “contribuyente” a la lengua española. Sí, esto es a través del término cantinflismo, esa manera enrevesada de decir sin decir nada que lo universalizó y arraigó en los corazones.

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