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Calumnias, injurias y difamaciones: Vicios emocionales negativos

30 de enero de 2015

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calum2Hoy en día con aquello de la confusión que se ha originado entre los conceptos de igualdad e igualitarismo, se ha puesto algo de moda, aquello de que todos quieren ser el ombligo del mundo, y como me comentara un gran amigo, de por más uno de los grandes de la cultura cubana, que ya el mundo tiene tantos ombligos que se parece más a una papa que al propio mundo.
Lo anterior cuando no se logra, ser el centro de todo,  provoca frustraciones que casi nunca son bien manejadas, sobre todo, por las personas de marras,  y entonces, además de la envidia, pueden surgir comportamientos tan despreciables y negativos como la calumnia, la injuria y las difamaciones, que en realidad, cada una de estas manifestaciones tiene sus peculiaridades.
La calumnia consiste en la imputación falsa a una persona de la comisión de un hecho que la ley califique como delito, a sabiendas de que éste no existe o de que el imputado no es el que lo cometió y se erige como un supuesto agravado de la injuria, aunque se acerca mucho más con las infracciones en contra el honor y con una estrecha relación con acusaciones y denuncias falsas y por ello, quizás usted no lo sepa, es penado cuando usted se decide acusar a una persona que lo ha calumniado, lo que sucede es que casi siempre, o desconocemos de esta posibilidad o lo dejamos pasar, aunque cargamos con el sufrimiento que nos puede causar una calumnia. En esos casos hay dos opciones o acusa, o perdona, pero no debe vivir en el pasado padeciendo por la injusta acusación.
La calumnia puede ser levantada directamente, con la palabra dicha o la acusación hecha públicamente, pero también utilizando el rumor o el impropio uso de los llamados anónimos, una forma de acusación con miedo y que es utilizada casi siempre por personas deshonestas, que temen que se les descubra ilegalidades, o que están convencidos que de no hacerlo de forma anónima les puede traer consecuencias negativas.
La calumnia no debe estar presente en nuestros comportamientos, pero eso no significa que seamos indolentes ante lo mal hecho, contra lo que puede estar atentando no solo contra nosotros sino contra un colectivo o una institución de la que formamos parte, pero seguramente usted pensará que casi siempre cuando denunciamos estas situaciones no habrá un proceso justo y finalmente, usted quedará como un chismoso, como un calumniador, en fin, como el malo de la película y los transgresores pasaran a ser víctimas y ofendidos. Y esto puede suceder aún en circunstancias en que usted tenga en sus manos todos los elementos y pruebas de la acusación que hace, pero siempre será un riesgo determinado por la posición que ocupa el acusado y de sus habilidades para demostrar su “inocencia” y en esto de salir ilesos, casi siempre son expertos.
Hasta este punto usted estará pensando que es mejor entonces, dejar que el mundo se acabe y no meternos en ese problema. No es la solución más acertada, pero eso sí, cuando decida acusar, esté convencido de que no estará cayendo en una calumnia, y sobre todo, que los móviles que lo llevan a dar ese paso, sean positivos y no por reservas, envidias y frustraciones.
Decíamos que la injuria es diferente a la calumnia, porque  la injuria es un agravio, ultraje de obra o de palabra, que pretende lesionar la dignidad, la reputación o intentar que esa persona que es víctima de esa injuria pierda el prestigio que tiene y que ese injurioso pretende tener y no puede alcanzar por ser una persona sin valores, o que pretende esconder sus defectos, ilegalidades y actos inmorales culpando al otro. La injuria es  una de las formas más bochornosas e indecentes de proceder una persona, porque es un acto ofensivo que pretende apagar la luz, la inteligencia, o el proceder honesto de quien es injuriado y que tiene como base, la deshonestidad y poca valía de quien injuria.
Otra de las causas de la injuria, es intentar culpar a quien hace la acusación o en el caso de los anónimos, de crear una situación de culpabilidad en otros con el objetivo de desviar la acusación y salvaguardarse de hechos que al final son ciertos. Es intentar desviar el asunto con la culpabilidad del otro, para que no prevalezca la acusación presentada o por el temor a que todo sea descubierto y por ello, actúan de esa forma agresiva, es como ponerse a la ofensiva para que no se percaten de su culpabilidad. En este sentido, los injuriosos tienen mucha habilidad para desviar lo que de ilegal les toca y lo hacen precisamente injuriando a otros para tapar sus ilegalidades.
La injuria se define como “la acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación, es una  ofensa al honor o al decoro de una persona hecha en su presencia o mediante comunicaciones a ella dirigidas, casi siempre de forma anónima, en fin de cuentas, es un proceder deshonesto.
Por último, tenemos la difamación que es la comunicación a una o más personas con ánimo de dañar, de una acusación que se hace a otra persona física o moral de un hecho falso, determinado o indeterminado, que pueda causar o cause a ésta una afectación en su honor, dignidad o reputación, o que pueda agredir su prestigio o su obra de vida.
Como hemos podido ver, todos son procederes deshonestos y que nada tienen que ver con ese concepto tan importante y que a veces se olvida, el de ser personas decentes. Lo importante es que usted no caiga nunca en estos comportamientos, por el contrario, si se ha equivocado, será mucho más digno asumir el error, o evitarlo si estuviera en sus manos.
La esencia de todo este proceder estará precisamente en aceptarnos tal y como somos y no perder nunca esa habilidad que se nos ha dado como seres humanos de amar al prójimo como a sí mismo, lo que quiere decir, no hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros, y lo otro, si hemos procedido de forma incorrecta, dice también el viejo proverbio, rectificar es de sabio, inculpar, es de culpables cobardes y deshonestos.
Sería propicio, recordar el concepto de Estado de Salud promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no se limita a una simple ausencia de enfermedad, sino que es un estado de bienestar y de satisfacción físico y mental, es un estado de gozo, entonces, tanto el que injuria, el que calumnia o el que difama, como sus víctimas, no pueden vivir con ese Estado de Salud, necesario e imprescindible en el  equilibrio del proceso salud – enfermedad. Piense en todo ese proceder maligno y negativo, y entonces, como dice nuestro amigo Taladrid, “Saque usted sus propias conclusiones”.

Nota. Reynaldo Taladrid periodista y comunicador de la Radio y la Televisión cubana que utiliza esta frase en su estelar espacio de la TV cubana “Pasaje a lo desconocido”.

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