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Calle Aguacate

18 de enero de 2022

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Centro Histórico, la Habana Vieja

 

1-calle Aguacate, al fondo, los muros de Belén.

Calle Aguacate, al fondo, los muros de Belén.

 

Gracias a la magia de la escritura, nos disponemos otra vez a recorrer la calle Aguacate en nuestro Centro Histórico. Para todos es conocido que el curioso nombre de cada una de estas vías, viene relacionado con historias del pasado.

En este caso y según cuentan los historiadores, se debió a un frondoso árbol de este fruto que, por su altura, desafiaba las tapias de uno de los patios del convento de Belén. Por ello refiere Manuel Fernández Santalices en su libro Calles de La Habana, que la arteria se conocía con el nombre de calle cerrada del Aguacate de Belén. El autor deja en su obra una imagen que muestra al fondo el antiguo edificio, lugar preciso donde se levantó el árbol de aguacate que fue talado en 1837, tal como cuenta José María de La Torre en Lo que fuimos y lo que somos, o La Habana Antigua y Moderna.

 

Calle Aguacate, dese Lamparilla hacia Obispo

Calle Aguacate, dese Lamparilla hacia Obispo

 

Sin embargo, dicho acontecimiento no alteró el nombre de la calle: Tampoco ocurrió, cuando en 1921, las autoridades del Ayuntamiento cambiaron la denominación de no pocas y esta se denominó Perfecto Lacoste, nombre del primer alcalde de la ciudad después de la dominación española. Cabe destacar el empeño y la labor desarrollada por prestigiosos historiadores y defensores del patrimonio, que junto al Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, lograron que los nombres antiguos se restituyeran y prevalecieran a través del tiempo.

Como todas las calles de la antigua ciudad, en su recorrido se mezclan leyendas, historias de sus vecinos, estilos arquitectónicos y disímiles funciones en sus edificios. Las esquinas, también se distinguían por sus peculiares nombres, como la de Aguacate y Muralla, llamada la de “los jimaguas”, por un establecimiento comercial que así se llamó.

 

calle Aguacate esquina Obispo

Calle Aguacate esquina Obispo

 

En la calle del Aguacate vivió nuestra Cecilia Valdés junto a su abuela, según narra el novelista Cirilo Villaverde en la novela homónima. Personajes de la nobleza, comerciantes, abogados y doctores establecieron en la calle Aguacate su morada o sus negocios. El eminente científico cubano Carlos J. Finlay estableció su consulta entrado el siglo XX, en la casa señalada con el número 110 antiguo, hoy número 460; aquí recibió a la comisión médica encargada de estudiar la fiebre amarilla.

Su recorrido transcurre de Norte a Sur, desde las calles Monserrate y Chacón, por donde se levantaron las antiguas murallas del Ángel, hasta la calle Luz, frente a los muros del mencionado hospital de Belén.

En toda su extensión, por la calle del Aguacate de nuestros días, transcurre la vida cotidiana de los habaneros que la habitan y la transitan. Si bien hace pocos años se trabajó en la restitución de las redes soterradas, sus habitantes esperan verse beneficiados con las obras de restauración en un futuro cercano.

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