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Belén de Sárraga

28 de mayo de 2025

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Entre las mujeres cuyo paso por La Habana dejó una huella más “caliente” estuvo la española Belén de Sárraga, una personalidad hoy olvidada, quien resultó una de las feministas más prominentes de su época, aunque fue más allá: se proclamó anticlericalista, atea, librepensadora, republicana y propagandista de ideas respecto a la educación que estremecieron las normas sociales entonces establecidas.

Buena parte de su prédica, Belén la desarrolló en América Latina a través de conferencias. En La Habana desembarcó en febrero de 1912 —tenía  37 años— y sus charlas tuvieron por sede varios teatros capitalinos. La educación racionalista y laica fue uno de los temas desarrollados. Ella contó con el apoyo de los grupos feministas, pero la Iglesia la censuró. También se trasladó al interior, a la ciudad de Cienfuegos, donde igualmente causó revuelo.

Transcurrieron doce años al cabo de los cuales Belén de Sárraga regresó a Cuba, en abril de 1924. Las charlas tuvieron lugar en el Teatro Nacional y en el Centro Obrero, resultaron muy concurridas y nuevamente versaron sobre el anticlericalismo. Entre los sectores obreros y la izquierda, al igual que entre los ateos y comunistas, sus prédicas tuvieron gran acogida. La censura dictada por el gobierno a algunas de sus conferencias y la amenaza de expulsarla del país originó las protestas de los masones,  anarquistas y de la izquierda. El dirigente estudiantil Julio Antonio Mella figuró entre los defensores de Belén.

La Federación Anticlerical de Cuba, que ella contribuyó a fundar, la nombró presidente honoraria, en tanto Mella ocupaba la presidencia efectiva. A raíz de un homenaje que se le tributó, se publicó aquel año de 1924 el folleto Velada-homenaje a la Sra. Belén de Sárraga, quien para entonces era conocida en los círculos políticos y sociales del continente.

Nacida en Valladolid, España, el 10 de julio de 1873 y de padre puertorriqueño, Belén hizo estudios en la universidad de Barcelona y se graduó como doctora en medicina. Leyó a los autores socialistas rusos, participó en mítines en Valencia y abogó por la independencia de Cuba y de Puerto Rico. Otras provincias de la Península, en particular Andalucía, conocieron de sus reclamos feministas y anticlericalistas, que provocaron la reacción de los grupos conservadores, católicos, monárquicos y acomodados económicamente, los cuales trataban de boicotear sus intervenciones públicas.

Durante la Guerra Civil en España participó activamente en favor de la República. Formó parte de la presidencia de  honor de la Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas. Después se exilió en México, país donde murió a los 77 años, en 1951.

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