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Bartolomé de Las Casas

15 de febrero de 2024

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Bartolomé de las Casas es honra de España. Que entre tantos aventureros inescrupulosos que desempeñaron las funciones de conquistadores y colonizadores del Nuevo Mundo viniera un sacerdote con los valores humanos y espirituales del padre Bartolomé de las Casas resulta casi una excepción. Una muy honrosa excepción.

El futuro clérigo nació en Sevilla en 1484 y mucho anduvo antes de desembarcar en Cuba en 1512, fecha para la cual contaba 28 años. Llegó como capellán del muy pérfido y ambicioso Pánfilo de Narváez,

Las Casas se había ordenado sacerdote en Roma cinco años antes y regresado a la isla de La Española —ya había estado antes en ella, con Cristóbal Colón, en su segundo viaje—, desde la cual se le destinó a Cuba. Muchas tropelías había visto ya, él mismo se había dedicado un tiempo a la extracción de oro y se le entregó una encomienda en aquella isla, pero su pensamiento y su corazón habían madurado lo suficiente para reprobar el trato que se daba a los nativos de aquellos lugares.

Por sus servicios en Cuba, el fraile recibió como recompensa una entrega de indios en la zona que hoy correspondería a las proximidades de Cienfuegos. Para entonces su conciencia le reclamaba acciones que sirvieran de ejemplo a los demás, y no solo se limitó a ofrecer a sus siervos un trato humano, sino que pronunció un sermón en el cual anunciaba en público su renuncia a tales asignaciones de indios. De encomendero, Las Casas se convertía en el defensor de los indios y salvaba para siempre su nombre de la ignominia y la complicidad con un régimen expoliador y esclavista.

De vuelta a La Española y posteriormente a España, abogó por los indios aun ante el rey Fernando el Católico, aunque con muy escasos resultados. Con todo, y quizá para acallarlo un poco, se le nombró procurador y protector universal de todos los indios, un título más que merecido.

Después de mucho batallar y sin que se le prestara atención a sus reclamos, se retiró al estudio de la teología y comenzó a escribió su Historia de las Indias. Pero convencido de que su deber era continuar aquella desigual lucha, volvió a América para intentar su colonización pacífica en las tierras de Centroamérica. Pudo por último entrevistarse con el nuevo monarca, Carlos I, y consiguió que se aprobara una legislación que establecía la liberación del indio de las manos del encomendero y su paso a la protección de la Corona.

El padre Bartolomé de Las Casas fue un sincero servidor de Dios, un portador honroso de la Cruz y un hombre admirado más allá de su tiempo.

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