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Ballet de Camagüey, 45 aniversario

25 de enero de 2013

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Ballet de Camagüey

El Ballet de Camagüey celebra por estos días los 45 años de su fundación. Esta tuvo lugar el 2 de diciembre de 1967, cuando ofreció su función inaugural en el Teatro Principal de la ciudad agramontina, gracias a la iniciativa de la profesora Vicentina de la Torre Recio, directora de la Escuela Provincial de Ballet, formada en la Academia Alicia Alonso en los años 50 de aquella centuria. El programa de aquella noche estaba conformado por tres obras del repertorio universal: Las sílfides, Pas de trois de El lago de los cisnes y La fille mal gardée.
El mérito fundamental de esta profesora fue el demostrar que era posible crear una compañía de ballet estable en el interior de la Isla, cuando muchos mostraban su escepticismo al respecto y nutrirla de manera sistemática de los alumnos que provenían de la Escuela, a la vez que iba educando a un público en la apreciación del género.
Desde los momentos iniciales de la agrupación, esta recibió la colaboración y apoyo del Ballet Nacional de Cuba y la dirección de este, decidió, para facilitar el desarrollo de la novel compañía enviar a Joaquín Banegas, quien tenía experiencia como bailarín y profesor, para encabezar la agrupación, mientras Vicentina quedaba a cargo de la Escuela para garantizar la formación de nuevos artistas.
En la nueva etapa, que dura alrededor de un lustro, las filas de la compañía crecen en número y en preparación y el repertorio se amplía. No sólo se hacen montajes –integrales o parciales- de obras tradicionales como: Coppelia, Giselle, El lago de los cisnes, sino que se abren las puertas de la compañía a coreógrafos experimentados o noveles para que la empleen como laboratorio de experimentación para sus búsquedas. Estos trabajos dejaron algunas obras permanentes en su repertorio, por ejemplo el ballet Saerpil de Gustavo Herrera y Cantata de Iván Tenorio sobre la célebre Carmina Burana del alemán Carl Orff.
A partir de 1975, se hizo cargo de la dirección del conjunto el maestro Fernando Alonso, uno de los pioneros del género en Cuba, quien aportaba su ya larga experiencia en compañías de Estados Unidos y en las diferentes etapas por las que había pasado el Ballet Nacional de Cuba.
El nuevo director trabajó con ahínco en dotar a los intérpretes de buena técnica y profesionalismo escénico, condujo la política de repertorio en este sentido y si en los primeros años privilegió las obras tradicionales, facilitó también el desarrollo de nuevos coreógrafos como Francisco Lang y José Antonio Chávez  y le otorgó a la institución un perfil propio. Pronto la agrupación principeña o algunos de sus intérpretes fueron aplaudidos no sólo en los teatros cubanos sino en puntos tan distantes como los países socialistas de Europa del Este, Colombia, México, Brasil, Grecia, Chipre, Bélgica, Francia e Italia.
En la actualidad, la agrupación está dirigida por Regina Balaguer Sánchez, graduada del Instituto Superior de Arte y formada profesionalmente en la trouppe por el magisterio de Fernando.
Quizá la peculiaridad fundamental del Ballet de Camagüey, a pesar de contar con cuatro décadas de existencia, es continuar siendo una compañía formada por artistas muy jóvenes y eso, aunque obliga a un trabajo sistemático y delicado con sus integrantes, para trasmitirles una tradición y un modo de trabajar de alto nivel académico, a la vez aporta frescura y desenfado a su quehacer.

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