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Ayrton Senna, la muerte también llega a la Fórmula 1

14 de agosto de 2015

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Ayrton Senna

Ayrton Senna

Juan Manuel Fangio, Nelson Piquet, Emerson Fittipaldi y Ayrton Senna aparecen entre los principales referentes de la velocidad en Latinoamérica. Ellos brillaron en diferentes épocas del siglo XX y en las pistas pasaron por varios momentos complicados; aunque solo Senna tuvo un trágico final, cuando su auto chocó, a más de 200 kilómetros por hora contra una pared, en San Marino, en 1994.
Ayrton nació en Sao Paulo, en 1960 y desde pequeño sintió una especial atracción hacia la velocidad. Su padre le regaló un pequeño karting y el niño aprendió a manejarlo rápidamente. Con este diminuto vehículo, el brasileño adquirió las habilidades para correr en condiciones climáticas adversas, como la lluvia. Años más tarde esto sería esencial para desenvolverse, con éxito, a bordo de los bólidos de la Fórmula 1 que alcanzan velocidades superiores a los 300 kilómetros por hora.
Después de ganarlo casi todo en el karting, Ayrton decidió trasladarse a Gran Bretaña. En territorio europeo compitió en diversas especialidades, hasta que su nombre atrajo la atención de escuderías de la Fórmula 1. No obstante, nadie apostaba por él y solo una mediocre organización, Toleman, le concedió un contrato que le posibilitó debutar en 1984.
Su apellido paterno, da Silva, parece que no resultaba llamativo para los patrocinadores y supuestamente también era difícil de pronunciar, por lo que el brasileño optó por utilizar el de su madre, Senna.
El paso del piloto por la modesta Toleman apenas duró una temporada. Debutó en el Gran Premio de Brasil y ya en su segunda carrera logró el primero de los centenares de puntos que alcanzaría en sus 10 años en la Fórmula 1. Senna concluyó en el noveno puesto entre los pilotos; sin embargo, ya había conseguido su principal objetivo: otras escuderías vieron cuántas potencialidades tenía y a nadie asombró cuando, en 1985, Senna inició la campaña a bordo de un carro de Lotus.
Las actuaciones de Ayrton en su nuevo vehículo fueron más convincentes y el sudamericano finalizó en una aceptable cuarta posición. Al año siguiente repitió el mismo lugar. Para 1987 todos esperaban más de Senna con Lotus; pero el piloto quedó envuelto en una gran polémica, cuando se demostró que alguien del equipo— y él lo sabía— alteró los conductos de freno del carro y los hizo más anchos que lo permitido en el reglamento de la competición. Esto llevó a la descalificación en la carrera de Senna y lo dejó en el tercer puesto de la clasificación general. De esta manera, sin dudas no la mejor, concluyó la etapa del brasileño con Lotus.
En 1988, Senna recibió un contrato de una escudería todavía más competitiva: McClaren. El principal piloto de la compañía británica era el doble campeón mundial, el francés Alain Prost. No hubo que esperar mucho tiempo para que aparecieran los roces entre estos dos grandes conductores quienes se enfrascarían en una de las rivalidades más grandes de todos los tiempos en la Fórmula 1.
La penúltima carrera de la temporada de 1988 podría decidir al campeón, porque el brasileño tenía una ligera ventaja sobre Prost y, si ganaba el Premio, entonces sería inalcanzable para el francés. Al encenderse la luz verde, que daba comienzo a la carrera, inexplicablemente el motor de Senna quedó detenido. Todos los autos adelantaron al McClaren del sudamericano; aunque él tuvo la suficiente sangre fría para aprovechar que había una pendiente y esto le permitió impulsar el coche hasta que, finalmente, el motor respondió y Ayrton regresó a la carrera.
La desventaja era enorme; sin embargo, no faltaba la inspiración y Senna, ante el asombro general, fue superando a todos los rivales. Cuando faltaban pocas vueltas se desató un fortísimo aguacero sobre Suzuka. Senna rememoraría después que en ese momento vinieron a su mente los años en el karting, en los que aprendió a correr con la pista anegada. Mientras los demás aminoraban la velocidad, Ayrton hizo lo contrario y en la última vuelta superó a Prost y entró primero en la meta, por lo que se consagró, con 28 años, campeón mundial.
Las relaciones entre Senna y Prost empeoraron un año más tarde y la situación en McClaren era insostenible, porque ambos reclamaban la condición de líder de la escudería. Incluso en el circuito de Suzuka se produjo un choque de los dos bólidos y Senna llevó la peor parte, porque fue descalificado y tuvo que pagar una fuerte suma de dinero, en compensación, a la Federación internacional de automovilismo. Prost ganó el título, por delante de Senna y luego el francés cambiaría a McClaren por Ferrari.
En 1990, Senna, ya como única gran estrella de McClaren, ganó el campeonato; aunque no faltaron las controversias con Prost, quien después de recibir el impacto del carro del brasileño consideró que las tácticas de su rival eran muy sucias. En 1991, esta vez sin polémicas, Senna retuvo la corona y fue tan grande su dominio que ganó las cuatro primeras carreras del campeonato.
Ese fue su último título en la Fórmula 1. El campeonato de 1994 no iba bien para Senna, porque en las tres primeras carreras no logró ni siquiera un punto. La quinta parada del certamen era en San Marino. Un día antes del evento, el 31 de abril, todos quedaron conmocionados por la muerte, en las pruebas de clasificación, del piloto austríaco Roland Ratzenberger. No se lo dijo a nadie, pero Senna llevaba en su carro una bandera de Austria, con la que pretendía, al final de la carrera, rendir homenaje al fallecido colega.
Ese homenaje nunca tuvo lugar. En la séptima vuelta del circuito el vehículo de Senna se estrelló contra un muro de contención, a más de 200 kilómetros por hora. Una barra de suspensión del carro penetró en la cabina y atravesó el casco protector del piloto. Las lesiones en el cráneo fueron gravísimas. No hubo una segunda oportunidad para Senna y, pocas horas después, falleció en el hospital. Tenía 34 años. El ataúd de Ayrton recorrió las calles de su ciudad natal, Sao Paulo y más de dos millones de personas siguieron, en respetuoso silencio, el último recorrido del gran ídolo deportivo, hasta el cementerio de Morumbí.

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