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Aurelio de la Vega, un compositor imprescindible

20 de diciembre de 2013

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Recientemente he escuchado en la emisora radial CMBF algunas obras del compositor cubano Aurelio de la Vega. Este creador, quizá por haber residido buena parte de su vida fuera nuestras fronteras, ha sido poco conocido por el público cubano. Sin embargo, el excepcional valor estético de su obra hace necesario que nos detengamos en su ejecutoria y pongamos más empeño en darle el lugar que merece en nuestra historia cultural.
Nacido en La Habana el 28 de noviembre de 1925, cursó estudios musicales, primero en el Conservatorio Ada Iglesias y luego con el compositor vienés Fritz Kramer, mas, ya en 1947 se traslada a Los Ángeles, California, donde se habían refugiado, a causa de la Guerra Mundial, varios compositores europeos de vanguardia, desde Bela Bartok hasta Stravinski, y allí estudia con Ernst Toch y Arnold Schönberg.
En 1950 regresa a Cuba y se desempeña por un tiempo como Decano de Música de la Universidad de Oriente, labor sólo interrumpida por sus viajes como conferencista a Estados Unidos, Puerto Rico, México y Venezuela y por sus traslados a la capital del país, donde la Orquesta Filarmónica de La Habana estrenó dos obras suyas: Obertura a una farsa seria en 1951, e Introducción y episodio al año siguiente.
Se afirma que fue el primer compositor cubano que incursionó en el atonalismo, aunque no con la estricta ortodoxia de los seguidores de Schönberg. De ello dan testimonio su Elegía (1954), Divertimento (1956) y el Cuarteto de cuerdas “in memoriam Alban Berg” (1957).
Se estableció en 1959 en Los Ángeles, donde trabajó como profesor en el San Fernando Valley State College, Como un estudiante más comenzó a experimentar con los procedimientos del aleatorismo y aún los de las partituras gráficas, sin olvidar el aprendizaje en las técnicas básicas de la música electroacústica. De esta voluntad, más o menos “científica” de abordar el fenómeno sonoro dan fe hasta los títulos que utiliza por esos años: Structures (1962), Vectors (1963), Segments (1964), Interpolation (1965).
Aurelio de la Vega no ha sido de esos creadores inclinados al comercialismo bien remunerado. De ahí que su popularidad se haya limitado al terreno de cierto público avanzado dentro de la música de conciertos. Ha obtenido numerosos reconocimientos de corte académico, pero no lucrativas grabaciones ni promociones estelares en el mundo mediático.
Radamés Giro le ha hecho justicia con un extenso y bien documentado artículo en su Diccionario enciclopédico de la música en Cuba. Su obra Variación del recuerdo fue estrenada en 1999 simultáneamente por la orquesta de cámara de Culver City en Estados Unidos y por la Camerata Romeu en La Habana. Sin embargo, ¿cuándo irán a tocarse en Cuba su ballet Débora y Braulio, su Leyenda del Ariel criollo o la Cantata para dos sopranos, contralto y veintiún instrumentos que compusiera sobre texto de Roberto Fernández Retamar? Su ausencia de nuestro panorama musical es una importante laguna que urge salvar.

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Comentarios



pedro rodriguez / 23 de diciembre de 2013

Algo que nunca supe sobre este compositor si sabia sobre alejandro garcia caturla creo que de remedios buen compositor clasico su hijo tambie musico excelente me hizo algunos arreglos musicales a mis obras,cantafas por los bucaneros los voces latinas y meme solis asi como otros.