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Asesinato de los ocho estudiantes

27 de noviembre de 2017

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El lunes 27 de noviembre de 1871, el gobierno español perpetraba el más horrendo crimen de lesa humanidad en sus casi cuatro siglos de mando en Cuba. Horrendo no por la cantidad de muertos, ya que en la guerra de liberación de 1895 a 1898 murieron 228 000 cubanos.

El más horrendo por el simbolismo del hecho, no primaron ni los rígidos y caducos códigos de la Metrópoli, primó la ignorancia, la saña y la venganza de los voluntarios españoles contra ocho adolescentes que no habían cometido crimen alguno.

Los siniestros hechos comenzaron el jueves 23 de noviembre en la sala de anatomía, aledaña al cementerio de Espada, cuando los alumnos de primer año de medicina Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos Medina y Pascual Rodríguez Pérez, en espera del profesor, que demoraría una hora, tomaron un carro para recorrer el área, mientras el estudiante Alonso Álvarez de la Campa arrancaba una flor.

El sábado 25, el celador del cementerio informaba al gobernador de La Habana, López Robert, que los estudiantes habían profanado la tumba  de Gonzalo Castañón, líder de los voluntarios y muerto a manos de un cubano el año anterior durante una balacera en Cayo Hueso.

Cuando el gobernador y el celador llamaron al capellán, éste dijo que las ralladuras en la tumba de Castañón las había visto tiempos atrás, además, mostró como estaban llenas de polvo y humedad, pero no obstante, se acusó a los adolescentes de profanadores.

Se realizó un primer juicio contra 45 estudiantes de medicina, con la valiente defensa del capitán español Federico Capdevila, quien durante la vista tuvo que defenderse con su espada por las agresiones de los voluntarios, quienes gritaban frenéticamente: muerte, muerte.

Durante un segundo juicio cinco alumnos fueron condenados a muerte, luego, tres más fueron seleccionados por sorteo: Carlos Augusto de la Torre, Eladio González y Carlos Verdugo, quien demostró que el día de los hechos estaba en la ciudad de Matanza.

A las cuatro y veinte de la tarde, los ocho inocentes estudiantes fueron fusilados en la explanada de la Punta.

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