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Arte en el quirófano

13 de febrero de 2015

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cirujanos-rejuvenecimiento-facialTe miras en el espejo, y tu rostro no te satisface. Con el dedo índice tratas de empinar la punta de tu nariz y… sonríes. Parece que todo cambia en ti. Pero, ya no es el mismo juego de imagen que repites desde la niñez porque esa aspiración se hará pronto realidad cuando un cirujano realice la rinoplastia solicitada.

Siempre la humanidad se sorprende cuando la ciencia sustituye el poder de la naturaleza y corrige sus errores. Ese es el caso de la cirugía reconstructiva, dirigida a conjugar los elementos relativos a la estética, en especial, los que se refieren al rostro.

Para tener una idea cabal de como ha sido el esfuerzo en alcanzar el dominio de esa técnica quirúrgica, remontémonos a algunos momentos que recoge la historia de la medicina.

Albores de la civilización

La utilización de prótesis faciales no es nada nuevo, se remonta a épocas antiquísimas, como pueden testimoniar momias egipcias que aparecen con narices, orejas y hasta ojos reemplazados por réplicas de piedra y mosaico, en un primitivo intento de mejoramiento estético, a pesar de los rudimentos técnicos del siglo. Por tanto, los esfuerzos por reconstruir los defectos nasales  -y la rinoplastia como tal- no es nada reciente. Las primeras informaciones datan del papiro de Edwin Smith, escrito en el año 3000 A.N.E.

Después, los hindúes, allá por el 600 A.N.E. fueron precursores de la reconstrucción nasal por colgajos y grasa, debido al estado en que quedaban las víctimas de castigos corporales.

Por el año 1430, aparecieron narraciones sobre reconstrucciones nasales hechas en Sicilia, Italia,  y pasado otros 100 años, Gaspar Tagliacozzi publicó un material con experiencias al respecto.

También en América se descubrieron muestras de cerámica y oro, procedentes de la época pre-colombina, que evidencian intentos primitivos de rinoplastia.

Así, por distintos lugares del mundo y del tiempo, fueron conociéndose cirujanos que, de una u otra forma, practicaron las plastias, ya bien reafirmando técnicas anteriores o añadiendo aportes valiosísimos.

A partir de ahí, surgieron  novedosas variantes; se tomaron elementos para la conformación del soporte nasal –plata, platino, aleaciones de metales, marfil, ámbar, mármol, caucho, entre otros-. Más recientemente se recurrió  a agentes biológicos -huesos y cartílagos-.

En la actualidad, se utilizan materiales inertes de menor índice de rechazo como la silicona. Pero no fue hasta el siglo XX que apareció la teoría de un cirujano quien implanta la técnica de rinoplastia sin recurrir a incisiones exteriores.

En general,  se han incrementado variantes con resultados  increíbles, y por supuesto, llevan implícitas una planificación adecuada y la participación de múltiples especialidades: otorrinolaringología, máximo facial, cirugía plástica, neurocirugía, etc.

Patrones quirúrgicos

Existen múltiples estudios sobre la anatomía de la cara, y en especial, del apéndice nasal. Entre ellos, se incluyen bocetos de  Leonardo Da Vinci. Pero,  el concepto se ha ampliado y el resultado es un ideal nuevo que surge de la autoevaluación del individuo y su concepto personal de la belleza, directamente influido por los regimenes sociales, raza, sexo, grupo etario, edad, etc.

La rinoplastia es una solicitud muy frecuente en los servicios de cirugía. En innumerables ocasiones son pacientes con verdadera necesidad pero, hay otros que no son tributarios de tratamiento, y les explican por qué  no deben someterse a dicha intervención.

Entre las razones más poderosas que se argumentan está la importancia de que la nariz tenga concordancia con el resto de los rasgos faciales, pues hay quien pide determinado tipo o tamaño que no armoniza con su rostro, o en algunos casos, hay personas que desean “arreglos” imposibles de lograr por la cirugía.
Rinoplastia actual

A la realización de cualquier acción plástica sobre la pirámide nasal, ya sea para corregirla en tamaño, altura, posición y forma, en los casos que requieren reconstrucción por pérdida de la misma o deformidades adquiridas, el componente estético alcanza máxima importancia en la rinoplastia, pues la nariz constituye la zona primordial de la estética facial, además de ser puerta o antesala de las funciones olfatorias y respiratorias.

Es una intervención que exige sacrificios; se realiza con anestesia local y  necesita la cooperación del paciente pues deberá someterse a la inmovilización de la pirámide nasal por varios días; además, aparecerán edemas y hematomas en las región facial, sin perder de vista la posibilidad de más de un tiempo quirúrgico, lo que puede preverse de primera instancia, o decidirse posteriormente por surgir deformidades post operatorias.

Es importante destacar que NO TODOS los defectos nasales tienen solución con la cirugía, puede suceder que la intervención se dirija  a otra zona de la cara, y NO a la nariz, aunque esta sea la región que el paciente considera afectada; son los distintos especialistas quienes dirán la última palabra.

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