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Arrecia la crítica martiana a la sociedad de Estados Unidos

4 de febrero de 2022

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Retrato tomado el 10 de octubre de 1892

Retrato tomado el 10 de octubre de 1892

 

El 9 de febrero de 1892 José Martí dató su crónica quincenal para El Partido Liberal.  La escribió tras varias semana enfermo y en medio de su campaña para impulsar la creación del Partido Revolucionario Cubano, como se había acordado a fines de 1891 por las asociaciones patrióticas de Tampa y Cayo Hueso. Fue esta uno de sus últimos cinco escritos para el diario mexicano, pues sus colaboraciones cesarían a principios de abril ante su dedicación a las tareas patrióticas para la libertad de Cuba.

Llama la atención la fuerte crítica desplegada por el Maestro al tratar varios temas de la actualidad del país norteño, las cuales,  a su juicio no obedecían a  razones pasajeras sino, que eran consecuencia de males de fondo. Así, el texto abre con una reflexión que le conduce a entregar una información acerca del incendio de un hotel en la Quinta Avenida neoyorquina, donde hubo varios muertos, mujeres en su mayoría.

Tras referirse a los primeros soles de febrero, indicio del cercano fin de la temporada invernal, dice el cronista que “no hay pueblo acaso donde se pueda ver más de cerca que en este ahora la regata de los hombres y los frenos que le son menester, y el barco en que van a la  vez el capitán y el motín”, a lo cual suma de inmediato el fuego referido: “…y el amasijo de cadáveres y joyas que en este mundo en que vivimos,— de brillantes montados en carne fétida—como en las ruinas del Hotel Royal…”.  Las imágenes empleadas por el escritor nos indican que aquella instalación era suntuosa, de huéspedes ricos, a la  vez  que nos hace preguntarnos el por qué de tal contraste de personas quemadas entre joyas. ¿Estaría induciendo a pensar a sus lectores en la irrelevancia de las joyas ante esa horrible y dolorosa muerte entre las llamas?

La información acerca del desastre culmina, sin adjetivos, con la muestra del espíritu mercantilista predominante en aquella sociedad: “Es romería la avenida del hotel. Han puesto en los alrededores ventorrillos de cacahuete y limonada.” Y le sigue la referencia a la pelea por la candidatura mediante la compra de votos para las próximas elecciones presidenciales “por los políticos de pelo al rape y medias coloradas, con rollos de  billetes nuevos en los bolsillos…”  Y continúa Martí explicando cuáles son los intereses de quienes ocupan altas posiciones en el estado: “…al Congreso van los hombres como empleados y representantes del interés político que los nombra, y es a lo sumo una componenda entre los elementos sociales que por la lealtad o beneficio de sus dogmas mayores se afilian en él…”.

Considera además que la nueva generación no ve “ni en su casa ya picada del egoísmo de los tiempos, ni en la vida áspera de fuera de la casa aquella dádiva impalpable y mutua del suelo nativo que hace amable la vida y robustece para la adversidad los corazones.” Su conclusión es definitiva: “Y lo animal del hombre crece odioso, y la patria decae.”  Repite de ese modo la advertencia que había estado repitiendo desde años atrás acerca del desajuste moral que cada vez más apreciaba en el vecino del norte.

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