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Antonio Molina

7 de octubre de 2016

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Es bastante probable que ningún otro artista español de la década del 50 del pasado siglo haya alcanzado los favores del público como Antonio Molina, cuya popularidad se mantuvo en los años sesenta y aún después. Cualidades vocales excepcionales aparte, se afirma que tal aceptación se debía a la entrega del artista en cada presentación, a su autenticidad como cantante de coplas y a su carisma personal.

Antonio Molina nació en 1928 y cuando arribó a La Habana, en diciembre de 1957, había filmado ya la cinta La hija de Juan Simón, la más conocida entre aquellas que protagonizó, era un ídolo en su país y el más taquillero de los cantantes, aceptado por pobres y ricos, incluido el general Francisco Franco, el Caudillo, quien tenía su arte en gran consideración, pues Antonio Molina, lo pretendiera o no, fue una de las mejores cartas de presentación de la España artística de su tiempo.

Reproducimos a continuación, de un ejemplar del semanario Bohemia de finales de diciembre de 1957, donde se le declara la mayor atracción del mes, cómo lo recibió la crítica en La Habana:

“En Antonio Molina encontró el cante flamenco un cultor de excepción. El timbre de su voz. La gracia de los giros típicos del cante, que imparte a canciones que no son exactamente cante flamenco. Y esas prodigiosas facultades que ya quisieran para sí los divos al uso. Y su figura. Y su cara aniñada. De niño asustado. Y su atuendo. Y hasta ese andar parsimonioso. Todo en Antonio Molina se corresponde con su arte popular que cultiva.

“Una sola semana en el Teatro Nacional evidenció la popularidad de Antonio Molina”.

De familia muy humilde y numerosa, la suerte de Antonio Molina cambió cuando él y los demás comprobaron las cualidades de su voz. En 1952 debutaba  en el teatro Fuencarral de Madrid y rodaba su filmaba su primera película, éxito de público. Con posterioridad fue de gira por América Latina y se detuvo en Buenos Aires, donde el presidente Juan Domingo Perón lo escuchó complacido, luego de lo cual regresó nuevamente en andas a la Península.

Estrenó en España su propio espectáculo, Hechizo, hizo giras y filmó otras películas, hasta llegar a la titulada La hija de Juan Simón, que marcó su cenit cinematográfico. Se afirma que no era un gran actor, mas sí fotogénico, de mucha simpatía y cuya voz salvaba cualquier producción. La relación de canciones que interpretó desborda el espacio de estos comentarios. Molina murió en 1992. Algunos de sus hijos siguieron la carrera artística, en especial Ángela Molina de notable presencia en el cine.

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