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Antiguo edificio ROCAR, S.A.

24 de octubre de 2018

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Aguiar No. 302 (Small)

Aguiar No. 302

 

Luego de varios traspasos a diferentes propietarios el inmueble de esta esquina de Empedrado y Aguiar, fue cedido con todas sus pertenencias a la Compañía Inmobiliaria BALGOY S.A., la que a su vez, en 1952, lo transmitió a la Compañía de Inversiones ROCAR, S.A., dedicada a la compra venta y explotación de fincas urbanas y rústicas y a la adquisición de valores y acciones. Estaba domiciliada en el propio edificio, ahora señalado con el número 302 de Empedrado.

Según Guillermo Jiménez, en su obra Las Empresas de Cuba, 1958, ROCAR, S.A. era una empresa fantasma que poseía títulos de acciones de varias firmas como Industrias Siporex S.A.; Cubana de Aviación S.A.; Cubana de Teléfonos Compañía, y otras entre las que cuentan periódicos, canales de televisión, navieras, empresas turísticas y agrícolas. Aunque figuraba a nombre de otros administradores en realidad era propiedad secreta de Fulgencio Batista. No pocos fueron los testaferros que le sirvieron en varias oportunidades de intermediarios en turbios negocios y ofrecían su nombre para tales manejos, con ello obtenían jugosas comisiones.

En mayo de 1953, su presidente entonces, Emilio de Cárdenas y Morán, declaró que la antigua casa existente se estaba demoliendo para levantar una nueva edificación, la cual sería sometida al régimen de la Propiedad Horizontal, cuyo proyecto fue aprobado por Fomento de Hipotecas Aseguradas (F.H.A.) con el propósito de tomar dinero ($ 1 000 000) a préstamo del Banco Garrigó, destinado a terminar su construcción. De ahí que también el edificio se conociera con ese nombre.

Al sentar su nueva descripción en 1958, como un edificio de oficinas, comercio y parqueo, se deduce que fue terminado alrededor de esa fecha. Así consta: “Propiedad Horizontal. Edificio Garrigó, marcado oficialmente con los números 302-308, construido sobre una parcela de terreno irregular, de ocho lados, con frente a la calle Empedrado esquina a Aguiar, completando la manzana las calles de Tejadillo y Habana. Linda por su frente con la citada calle Empedrado; por su costado derecho saliendo, que está constituido por una línea quebrada formando un martillo al fondo, con casa de los herederos de Cagigas, hoy Compañía de Seguros El Iris; por la izquierda con la calle Aguiar, y por la espalda o fondo, que está constituido por otra línea quebrada, con casa de José Hernández Hevia con la única excepción de que por la izquierda saliendo, linda con el apartamento número once letra B y la caja de elevadores y vestíbulo. Su puerta de entrada lo comunica con el vestíbulo situado frente a los elevadores. Su construcción es de estructura de hormigón armado con cimientos apoyados en pilotes hasta un número de 1 300, siendo estos de madera de júcaro y ocuje, techos de placa monolítica, pisos de cemento en las áreas de parqueo de automóviles, de terrazo en parte, y en parte de baldosas de granito en el resto de las plantas, y consta de sótano, planta baja, portal, vestíbulo de entrada, tres plantas y media para parqueo, una planta completa para oficina, nueve plantas típicas para oficinas con sus servicios sanitarios, un pent-house, una construcción sobre el pent-house para oficina y sobre esta, un cuarto para maquinarias, situado en la azotea y sus correspondientes pasillos de comunicación entre plantas, equipado con tres elevadores eléctricos. Valor: $ 1 500 000”.

Fachada por Aguiar (Small)

Fachada por Aguiar

En total 24 apartamentos, contando el pent-house, formaban parte de la Propiedad Horizontal. Construido y urbanizado por la entidad Compañía de Inversiones ROCAR. S.A. se destinó exclusivamente para ser ocupado por oficinas comerciales, bancarias y el ejercicio de profesionales liberales, y cada titular era responsable en lo relativo al solar de su propiedad, como lo estipulaba el Reglamento de la Propiedad Horizontal, según Ley- Decreto No. 407 del 16 de septiembre de 1952.

Su filiación estilística corresponde a los códigos del Movimiento Moderno que caracterizó la arquitectura de los años cincuenta. Así, se compone de dos cuerpos, uno vertical dominado por la limpieza en la decoración, definida por la serie de ventanas rectangulares; y otro horizontal, realzado con toda intención por medio de enchapes de gres cerámico y una celosía romboidal. Este juego de volúmenes en el exterior contrasta con la rigidez de su distribución espacial cuyas plantas repiten un modelo típico.

Con las nuevas leyes del gobierno revolucionario se dispuso la incautación y adjudicación, a favor del Estado Cubano, del inmueble perteneciente a la Compañía ROCAR, S.A., de la que había adquirido la entidad SWIFT & Co. algunos apartamentos del edificio en 1959. Por la Ley 890 promulgada el 13 de octubre de 1960, se nacionalizó mediante expropiación forzosa y se asignó dicha entidad a la Oficina Comercial del Instituto Nacional de Reforma Agraria, adquiriendo esta última la parte del edificio que pertenecía a SWIFT & Co. En lo adelante ha permanecido ocupado por diferentes entidades estatales. Actualmente comparten el edificio el Ministerio de Finanzas y Precios, y una sucursal del Banco Metropolitano de La Habana.

Posee Grado de Protección IV, clasificación que debiera revisarse, pues ya con su medio siglo de existencia, esta construcción forma parte de la historia de la Plazuela de San Juan de Dios, de La Habana Vieja y de la arquitectura moderna cubana.

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