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Antiguo edificio del Banco de La Habana I

31 de enero de 2014

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El Banco de La Habana, fue construido a partir de la demolición de dos casas de mampostería y tejas señaladas entonces con los números 72 y 74 de la calle Cuba, hoy 314, entre Obispo y Obrapía. Según asientos del Registro de la Propiedad, de la primera de ella, se segregó esta nueva finca formada en 1915 cuando se concluyó la construcción del edificio. Esta edificación anterior, perteneciente a las familias Ovando y Xenes, en las últimas décadas del siglo XIX, y luego al señor Antonio Bermúdez a principios del siglo XX. Medía 100 m, 79 cm de frente, 11 m, 39 cm de frente de fondo y continuaba después un paño de terreno que servía de traspatio de 5 m 90 cm de frente o ancho, y 8 m 87 cm de largo que hacían 342 m 133 mm de superficie. Fue Don Antonio Bermúdez quien vendió esta casa y otras más, por el precio de 27 000 pesos oro español, a la Sociedad Anónima Banco de La Habana, domiciliada en la capital, constituida por escritura del 14 de junio de 1906, la cual hasta entonces había girado bajo la razón social de Zaldo y Cía.


En los primeros años de la República, se fundaron numerosas instituciones financieras y reafirmaron su lugar en esta esfera varias firmas comerciales dedicadas, entre otros negocios, al bancario. Estas empresas tenían en su mayoría todos los caracteres de bancos, de ahí su denominación de comerciantes banqueros. Se destacaban desde principios de siglos las casas  H. Upmann y Cía.,  J. A. Bancés y Cía., y Gelats y Cía., siendo por ello las más antiguas. Otras engrosarían la lista de las más importantes en el ámbito del crédito: Mendoza y Cía., Pedroso y Cía., Astorqui y Cía., y entre estas se hallaba la casa del señor Carlos Zaldo. Algunas de estas firmas comerciales representaron, junto a otros bancos de carácter nacional, la inversión de este sector con capital cubano, por lo que incentivaron la economía local ante la creciente penetración extranjera, fundamentalmente norteamericana. La banca, como rama importante del desarrollo del país, ligada a la producción y al comercio, brindó en esos momentos el apoyo financiero que los hacendados cubanos necesitaban para el fomento de su producción. Los nuevos métodos bancarios ofrecían ventajas para acreedores y deudores, más, cuando la ley vigente respecto a las finanzas, reconocía los bancos de Emisión y Descuentos y los Territoriales o Hipotecarios.

Según los ejemplos de la época que ilustran este crecimiento, desde que los nuevos bancos funcionaron regularmente y más seguros – 1905 y hasta una década después – la cosecha azucarera se había triplicado, ya que entre 1855 y 1902 había disminuido en gran escala. La Guerra de Independencia concentró para sí tanto las fuerzas cubanas como españolas, por lo que tras su cese, la economía de la Isla necesitaba reponerse con rápidas operaciones. Una de estas instituciones que respaldó el desarrollo del país con su contribución, fue precisamente el Banco de La Habana.
Los señores Carlos Zaldo y Beurmann y Carlos I. Párraga y Fernández, Presidente y Secretario del banco, respectivamente, autorizados por la Junta Directiva del mismo, en la sesión celebrada el día 23 de junio de 1915, declararon que, deseando el Banco de La Habana levantar un edificio de nueva planta con destino principalmente a las oficinas del mismo en el local ocupado por las antiguas casa de Cuba 72 y 74, al efecto demolidas, celebró un contrato con lo señores Lizama, Aguado y Hermano con fecha 2 de mayo de 1913 para la realización de estas obras, el cual fue hecho extensivo al 23 de agosto de 1913 a los señores Aguado y Hermano como continuadores de aquellos, y por incumplimiento de estos la construcción fue seguida por la célebre firma norteamericana Purdy and Henderson, contratista de muchísimas obras importantes de la época, cuya sede se encontraba en la ciudad de New York.


En 1912 sus directivos ya habían pedido prórroga para licencia de nueva construcción y no demoler lo existente hasta tanto no estuviesen los nuevos planos. Así, en mayo de 1913 el gerente del Banco de La Habana, Sebastián Gelabert, solicitó licencia para construir el nuevo edificio. El banco estuvo antes en Cuba 76 y 78. Las casas fueron demolidas totalmente  en 1914.
Al refundirse las dos casas la parcela pasó a formar la finca Nº 4017 y fue inscrita en el Registro de la Propiedad como sigue: “Casa o edificio situado en la acera oeste de la calle Cuba señalado con los números 72 y 74 y cuadra comprendida entre las calles de Obispo y Obrapía completando la manzana la calle de Aguiar. Su construcción es de acero y de dos pisos, teniendo los muros de hormigón hidráulico  y los techos de hormigón sistema monolítico. Mide su terreno 21 m, 55 cm de frente a la calle Cuba, por 25 m, 21 cm de frente de fondo en su primera medida que hacen un total de 572 m 81 dcm y 80 cm. Y teniendo en su segunda medida 17 m 63 cm de frente, 9 m 26 cm por la derecha entrando, o sea, por su límite con la casa Obrapía 26, y 18 m 17 cm, de frente de fondo que hacen una superficie de 162 m 17 dcm, 40 cm, y cuyas primeras y segundas medidas arrojan una superficie total de 734 m² 99 dcm y 20 cm², habiéndose tomado sus medidas desde los ejes de la medianera”. El banco recibió el certificado de Habitable en junio de 1915.

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