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Antigua Cámara de Representantes

20 de diciembre de 2019

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01Cámara de Representantes, 1930

Cámara de Representantes, 1930

 

El inmueble que originalmente ocupaba la Cámara de Representantes es el hoy señalado con el No. 1 de la calle Muralla, entre Oficios y San Pedro. Esta es una edificación, presumiblemente, del siglo XVIII, en la que radicaba el Apostadero de Marina. En el siglo XIX, sobre la década de los años sesenta, se destinó a Oficina de Correos.

Tras el cese del dominio español sobre nuestra Isla en 1898 y la primera ocupación militar norteamericana, Cuba se constituyó en una República en 1902. Entonces, la Cámara de Representantes se convirtió en una de las ramas del poder legislativo, y comenzó a ocupar ese antiguo edificio de la calle Muralla. Debido a su uso, la edificación era un bien de patrimonio público, y como tal no fue inscrita en el Registro de la Propiedad. Se dice que este fue el tercer edificio donde se izó la bandera nacional antes del 20 de mayo de 1902.

Poco tiempo después, en 1903, se acordó fabricar un nuevo edificio para la Cámara, para lo cual se concedió un crédito de un millón de pesos. Sin embargo, en 1906 aquel proyecto no se había concretado, y finalmente se acordó transformar el antiguo edificio del Apostadero. José Toraya fue el arquitecto encargado de llevar a cabo la ampliación del inmueble original que quedó interconectado con una nueva fábrica a través de un paso en forma abovedada a nivel de la calle Muralla, actuando como una especie de corredor de comunicación entre la Avenida San Pedro y Oficios.

 

Biblioteca de la Cámara de Representantes, año 1930

Biblioteca de la Cámara de Representantes, año 1930

 

Sobre este paso se edificó un salón que, de acuerdo a la tradición constructiva de los grandes edificios públicos, se denominó Salón de los Pasos Perdidos, y que no es más que un amplio vestíbulo o lobby capaz de acoger a numerosas personas y distribuirlas a otras partes de un inmueble. Según la historiografía, el primer Salón de Pasos Perdidos fue el del Palacio de Justicia o Parlement de París, edificado en el siglo XVI, pero con el tiempo, el término se hizo más genérico, utilizándose también para definir a las grandes salas de espera de diversas edificaciones, desde mansiones hasta estaciones de tren.

No obstante la variedad de edificaciones que pueden acoger un salón de este tipo, su empleo más común se reserva a los edificios judiciales y legislativos. Puede ubicarse a la entrada –como en el Capitolio Nacional de Cuba–, o al interior del inmueble –tal como sucede en la Cámara de Representantes–, pero generalmente, se localiza en una zona en donde los trayectos se entrecrucen y confundan antes de encontrar su destino.

El resultado final fue un edificio formado por dos cuerpos completamente diferentes entre sí, uno con acceso por la calle Muralla –el edificio antiguo–, y el otro, el moderno, con entrada por Oficios. Entre ambos, y funcionando como una especie de antesala al edificio de Muralla, se abrió un pequeño parque.

 

Hall central, 1930

Hall central, 1930

 

Según los arquitectos Eduardo L. Rodríguez y María E. Martín, en 1909 se ejecutó un proyecto para hermosear y amueblar el salón de sesiones y de conferencias del inmueble, y entonces se creó el hemiciclo, con una secuencia de monumentales columnas de doble puntal que sostenían un cielo raso profusamente decorado.

La siguiente aseveración del arquitecto Pedro Martínez Inclán, refuerza este criterio sobre los dos momentos constructivos del edificio señalado hoy como Oficios No. 211: “La Cámara de Representantes, aun no terminada, tiene una fachada frente a los muelles, de estilo clásico, muy severa y maciza, construida en sillares. Comprende un basamento fuertemente almohadillado, sobre el cual un orden jónico de columnas que abarcan varios pisos empotradas en un tercio, decora los anchos macizos. Parece un palacio inglés del Renacimiento. La fachada por la otra calle, no parece pertenecer al mismo edificio; proyectada también en un estilo renacimiento, pero mucho menos severa que la primera y aun de materiales diferentes, no concuerda en absoluto con aquella. Se ve la mano de dos arquitectos distintos en que el uno no se ha cuidado para nada de lo hecho por el otro (…) La situación de este edificio en el Centro Comercial de la ciudad y frente a los muelles, no es la más apropiada. Tal vez algún día, cuando se termine el palacio del Congreso, pueda ser convertido en Aduana”.

04Emilio Heredia

Emilio Heredia

En 1911 se realizaron nuevas adaptaciones y ampliaciones, además de completarse toda la decoración del cuerpo moderno, incluida la fachada por la calle Oficios. Emilio Heredia estuvo a cargo de estas obras, como atestigua la inscripción con su nombre y la fecha que aún se encuentra en el basamento de una de las columnas de la fachada por Oficios. Heredia fue autor de numerosos proyectos que van de la arquitectura a la monumentaria. Así, se refieren sus trabajos para transformar la antigua cárcel de La Habana en Palacio de Justicia, un edificio para el Archivo Nacional, o monumentos dedicados a las víctimas del Maine, a la memoria de los próceres Antonio Maceo, Panchito Gómez Toro y Francisco Vicente Aguilera. Concibió, además, diseños para rejas, lámparas y vidrieras decorativas destinadas a diferentes edificaciones de la capital cubana. Algunas de estas obras las produjo junto a Félix Cabarrocas, y lamentablemente la mayoría no llegó a ejecutarse. También fue el arquitecto encargado de la construcción del Aula Magna de la Universidad de La Habana, construida entre 1906 y octubre de 1911. El autor de la reforma y ampliación de la Cámara de Representantes y primer director del Museo Nacional, era hijo de José de Jesús Heredia y Yánez y, por consiguiente, nieto del célebre poeta cubano José María Heredia. Producto de su muerte prematura –tenía solo 45 años–, la Cámara de Representantes de la República de Cuba le concedió a su hija (fruto de su segundo matrimonio) una pensión de 1 200 pesos anuales, estipendio que pasaría luego a su viuda María M. López Chávez.

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