ribbon

Anopheles, un mosquito de “armas tomar”

12 de abril de 2013

|

A principios de 1321, el magistrado supremo y máximo dirigente de las repúblicas marítimas de Venecia y Génova (EL dogo de Venecia) amenazó con una expedición punitiva contra Rávena, a raíz de un conflicto por la explotación de unas salinas limítrofes entre las dos jurisdicciones, y Dante (poeta italiano, 1265 –1321) marchó a Venecia en calidad de embajador del señor Da Polenta con el fin de apaciguar a los regidores venecianos. El largo viaje, hecho en pleno verano, por tierra primero y luego por las lagunas de la costa del Adriático, le fue fatal. A su retorno a Rávena, el poeta ya venía con una fiebre inabordable, con temblores, dolor muscular, esplenomegalia, había enfermado gravemente de la malaria contraída durante el trayecto. Murió entre el 13 y el 14 de septiembre de aquel año, a la edad de 56 años.
La malaria (del italiano medieval mala aria, “mal aire”) o paludismo (latín palus, “pantano”) es una enfermedad producida por parásitos del género Plasmodium (un género de protistas del que se conocen más de 175 especies). La malaria ha infectado a los humanos durante más de 50 000 años. Se encuentran referencias de las peculiares fiebres periódicas de la malaria a lo largo de la historia, comenzando desde 2 700 A.C.en China. En el año 2010, la Organización Mundial de la Salud estimó que este mal se cobró, solo ese año, cerca de de 665 000 muertes.
Para los seres humanos hay cuatro especies que provocan la malaria o paludismo:  Plasmodium falciparum, P. malariae, P. ovale y P. vivax, de las cuales la primera es la más virulenta y la que produce la mayor mortalidad. Entre 700 000 y 2,7 millones de personas mueren al año por causa de la malaria, de los cuales más del 75 % son niños en zonas endémicas de África. Asimismo, causa unos 400–900 millones de casos de fiebre aguda al año en la población infantil (menores de 5 años) en dichas zonas. Los vectores de esta enfermedad son los mosquitos del género Anopheles, los que “descansan” en los hogares durante el día y pican durante la noche. Una hembra infectada es portadora de los esporozoítos de Plasmodium en sus glándulas salivales. Si pica a una persona, los esporozoitos entran en la persona a través de la saliva del mosquito y migran al hígado, donde se multiplican rápidamente, se transforman en merozoitos que entran en el torrente sanguíneo.

Una peculiar investigación llevada a cabo por el Instituto de Investigación para el Desarrollo en Monpellier (Francia) en dos aldeas africanas de la República de Benin, desde hace tres años empezaron a usar mosquiteras para combatir la malaria. Tras el primer año se pudo observar que los mosquitos locales parecían cambiar sus hábitos de picadura para de eludir las telas mosquiteras tratadas con insecticida. Se pudo comprobar  que los mosquitos parecían cambiar sus horas “pico de agresión” de las 2.00 a 3.00 AM, a las 5.00 AM; además aumentaron las picaduras al aire libre. Las picaduras exteriores representaron el 45 % de todas las picaduras, pero  aumentó al 68 % un año después,  y en 61 % tres años más tarde. Esta investigación ha sugerido que los mosquitos que transmiten la malaria podrían estar modificando sus hábitos horarios a la hora de picar para eludir las barreras que les evitan llegar a trasmitir el parásito.

Refieren los investigadores que el hallazgo es preocupante ya que los pobladores generalmente se despiertan antes del amanecer para trabajar en las cosechas, y por lo tanto, no están protegidos por mosquiteros. Estos resultados provienen de sólo dos aldeas, por lo que, los científicos no pueden extrapolar el resultado a un área geográfica más amplia o a un contexto entomológico diferente.
En los últimos años, los casos de malaria han comenzado a incrementarse de nuevo en algunos países africanos por lo tanto, se justifica la preocupación de los expertos por la creciente resistencia de los mosquitos a los insecticidas utilizados en las mosquiteras. Además, afirman que es cuestionable el dogma de que los  mosquitos que trasmiten la malaria en África pican exclusivamente de noche.

¡Cuidado!, pues hay que tener mucha precaución en la interpretación de los datos, ya que estudiar el comportamiento de los mosquitos no es una tarea fácil, además, ¿serán suficientes tres años de estudios para detectar cambios de esta índole?

Además, hace sólo unos días, científicos del London School of Hygiene & Tropical Medicine confirmaron el hallazgo, al oeste de Kenia, de un nuevo (y peligroso) mosquito transmisor de la malaria. El insecto descubierto se muestra activo al aire libre y realiza sus ataques poco después de la puesta del sol, más del 65 % de los mosquitos capturados estaban al aire libre, la mayoría antes de las 11:30 de la noche.
Este hallazgo resulta especialmente curioso si se muestra en relación con otro polémico estudio realizado el pasado año, donde se aseguraba que los mosquitos transmisores de la malaria estaban desapareciendo de la región ya que, las trampas para capturar a estos insectos en Tanzania contabilizaron más de 5 000 insectos en el año 2004, mientras que en el 2009 fueron detectados tan solo 14 mosquitos,

Por lo tanto, ¿están siendo erradicados los mosquitos  o se retiraron y están regresando con un vigor renovado? ¿Es una especie en declive o una especie con nuevos hábitos? Y ahora, la duda: ¿Se está produciendo una nueva mutación? Lo que sí demuestran estos estudios es la complejidad de la transmisión de la malaria y la necesidad de vigilar continuamente a los mosquitos para asegurar controles más efectivos.

Un destacado científico del Programa de la Organización Mundial de la Salud contra la Malaria, apunta que la palabra desaparecer es un poco exagerada. Lo que realmente está sucediendo es que, en algunos lugares, se han producido descensos en malaria sorprendentemente grandes. Se han elevado los niveles de cobertura con intervenciones eficaces, pero todavía hay grandes lagunas. El científico asegura, no obstante, que sería útil tratar de entender (y por lo tanto ser capaz de controlar y promover) estos procesos – de comportamiento- a los que ahora se prestan poca atención. Por supuesto, los insecticidas siempre serán un arma importante en la lucha contra la malaria. Pero no se puede mantener esta guerra química para siempre.

Nada, que Anopheles es en verdad un mosquito de “armas tomar”.

Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla

Comentarios