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Aniversario 125 de José Carlos Millás

22 de enero de 2014

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Este 22 de enero se cumplen 125 años del natalicio de José Carlos Millás Hernández, quien fuera, sin duda alguna, el meteorólogo y astrónomo cubano más brillante de la primera mitad del siglo XX.
Millás vio su luz primera en La habana colonial (1889), en la habitación de una modesta casa de la calle de los Oficios, rotulada con el número 34. Su padre había nacido en Barcelona, y procedía  “del comercio”, como entonces se decía; su madre, en cambio, era natural en Remedios y se dedicaba a “las tareas del hogar”.
José Carlos aprendió sus primeras letras en La Habana, y tras la derrota de España, al final de la Guerra de Independencia, se le envió a culminar sus estudios secundarios en una escuela de Nueva York. Ello le posibilitó adquirir un excelente dominio del idioma inglés, lo que devendría herramienta invaluable para sus estudios futuros y vida profesional.
De regreso a Cuba, el joven José Carlos se matriculó en la Universidad de La Habana, y graduó como ingeniero y arquitecto en 1911 y 1913, respectivamente. Inmediatamente después, volvió viajar a los Estados Unidos y culminó estudios de posgrado en la Universidad de Chicago (EE.UU.).
A su regreso, en el mismo 1913, comenzó a trabajar como ayudante en el Observatorio Nacional; y en 1921, dadas su brillante trayectoria y conocimientos, fue nombrado director, cargo en el que se mantuvo por espacio de 40 años.
Millás estuvo entre los fundadores de la Sociedad Geográfica de Cuba (1914) y en 1927 fue elegido miembro de la Acade¬mia de Ciencias de La Habana.
Sus logros científicos más significativos fueron la introducción de los mapas del tiempo y el análisis sinóptico en el servicio meteorológico cubano (1916); la creación de una red de estaciones meteorológicas con enlace radiotelegráfico (1935); el desarrollo de la aerología sobre la base de globos pilotos, en 1925; y el empleo sistemático de radiosondas y “rawinsondas”, desde en 1944, así como la transmisión y recepción de datos mediante teletipos y radiofacsímiles. Las radiosondas ─estaciones meteorológicas elevadas a la atmosfera superior con globos portadores─, así como los radiofacsímiles, capaces de reproducir los mapas del tiempo remitidos por radio desde el centro meteorológico de Washigton, eran considerados entonces como equipos de tecnología muy avanzada.
Millás formuló varias hipótesis y modelos teóricos sobre la dinámica y estructura de los ciclones tropicales; entre ellas identificó y describió la denominada “recurva en lazo”. Como astrónomo, tiene el mérito de haber sido el primer cubano en calcular órbitas de cometas.


Millás nos deja el recuerdo de su incansable consagración a la ciencia del tiempo y el clima en Cuba, y el hecho de haber hecho brillar las ciencias de la atmósfera en un país sumido en un contexto social donde la política científica era inexistente, y los recursos destinados al Observatorio fluctuaban insuficientemente de gobierno en gobierno.
En 1959, el Gobierno Revolucionario le ratificó en su cargo como director del Observatorio Nacional, y en su grado militar por la Marina de Guerra: capitán de corbeta (equivalente a comandante).
Jubilado en 1961, viajó a los Estados Unidos y continuó trabajando en proyectos de investigación histórica sobre ciclonología tropical. Murió en la ciudad de Miami el 28 de noviembre de 1965, a los 76 años de edad. En 2003, la Sociedad Meteorológica de Cuba le otorgó, post mortem, el Premio Nacional de Meteorología.

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