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Animales en veda permanente: el manatí

12 de mayo de 2020

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19 abril 2020. “Encuentran manatí sin vida en zona costera de la ciudad de Matanzas”.

Así se titula la información ofrecida por la Agencia Cubana de Noticias (ACN). Sigue diciendo la reportera: “Un bulto enorme yacía sobre las piedras en el área cercana a la playa El Tenis, que con la ayuda de una linterna identificaron como un manatí sin vida.

Más adelante se cuenta que En diferentes etapas veraniegas, en la bahía de Matanzas, y en la desembocadura del río San Juan, justo debajo del puente centenario Calixto García, los pobladores esperaban una pareja de manatíes que paseaba por las tranquilas aguas, aunque siempre escurridizos a las fotos”.

Durante la época del dominio colonial, se confeccionaban látigos para azotar a los esclavos, se hacían con el grueso cuero de un mamífero acuático, extraño y muy llamativo que ya era víctima de leyendas y de historias increíbles, el manatí.

Este inofensivo mamífero de estuarios y lagunas ya había empezado a declinar hacia finales del siglo XIX, pues porque además de las innumerables historias que se tejían alrededor de él, su carne era muy apreciada pues no tiene nada que envidiarle a la de res o puerco, y su grasa, también comestible, no se enrancia tan rápido como sucede con la de este último.

El manatí pertenece a un grupo de mamíferos llamados sirenios, afines con los elefantes. Los dugones también se encuentran entre los sirenios y hace dos siglos atrás a este grupo también perteneció la vaca marina del mar de Bering extinguida por completo en el siglo XVIII.

Los sirenios tienen el cuerpo en forma de un tronco cilindrocónico, no se distingue el cuello, la cabeza es gruesa y desgarbada, con ojos provistos de una membrana nictitante, y siempre cubiertos por una densa secreción de las glándulas lacrimales. Estos mamíferos han perdido las extremidades abdominales y tienen las torácicas en forma de aletas, mientras la cola, ancha y aplanada como una pala, forma una aleta caudal. Carecen de orejas, y su nariz está provista de válvulas que impiden la entrada del agua. Su piel está prácticamente desnuda y poseen un par de mamas en el pecho.

Específicamente, en los manatíes la cola es redondeada o romboidal y las aletas pueden llevar rudimentos de uñas.

Estos mamíferos, pueden alcanzar un tamaño de más de cuatro metros y medio, con un peso de más de una tonelada. Son incapaces de moverse en tierra firme por lo que pasan su vida en el agua; tanto en las grandes bahías de agua salada; en los estuarios o en los ríos caudalosos y lentos, en canales y zonas costeras, sobre todo donde las praderas marinas o las vegetaciones de agua dulce proliferan. Suelen tener un promedio de vida alrededor de los 35 años en estado libre, que se duplica en condiciones de cautiverio. Por lo general tienen una sola cría y el período de gestación varía entre 12 a 14 meses.

El manatí común, nuestro manatí (Trichechus manatus), vive en ríos y regiones costeras, en el resto de las Antillas, y parte de Centro y Suramérica. Son seres curiosos que nadan muy despacio y descienden al fondo del agua para buscar las plantas de que se alimentan las que sostienen entre sus aletas mientras están comiendo. De este modo, también amamantan a sus hijos, es decir, la hembra se levanta verticalmente en el agua y sostiene a su cría con sus aletas, en brazos, como una mujer que da el pecho a su hijo. Este comportamiento semejante al de los seres humanos induce a creer que la leyenda de las sirenas se basa en realidad sobre estos maravillosos seres.

Hasta el momento, en nuestro país ha resultado muy difícil conocer el número de individuos existentes, justamente por lo evasivo que son y por vivir en lugares muy intrincados. Por lo tanto, aspectos tales como su distribución, conducta, patrones de movimiento, características genéticas son prácticamente desconocidos.

Más allá de la caza ilegal, en Cuba existen otras amenazas que dificultan la supervivencia del manatí, por ejemplo las vinculadas al empleo de artes de pesca como el arrastre de redes, donde pueden quedar atrapados y morir, la colisión con embarcaciones, el deterioro ambiental de los ríos y el desarrollo urbano.

Las zonas con mayores avistamientos de manatíes en Cuba se localizan en las costas norte y sur de Pinar del Río, oeste de la Isla de la Juventud, la Ciénaga de Zapata, norte de Matanzas y Villa Clara, Río Máximo en Camagüey, sur de Granma, dedsembocadura del río Cauto, bahía de Guantánamo y en Baracoa.

Parecido al manatí común está el manatí de Senegal que se extiende por la costa oeste de África entre Senegal y Angola.

Las poblaciones de los manatíes han declinado grandemente a consecuencia de la caza, y la contaminación de las aguas.

Los manatíes están protegidos por la (IUCN) Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, pues se clasifican en peligro de extinción. El Protocolo de la Convención de Cartagena (SPAW) prohíbe tomar, coger, matar, comprar o vender manatíes, incluyendo partes o productos hechos a partir de ellos.

En nuestro país su veda es permanente. La Resolución 160/2011 del CITMA señala el particular significado que para la biodiversidad cubana tiene este mamífero.

Ellos son parte de nuestro patrimonio natural, su presencia en nuestras costas y nuestros ríos siempre es un acontecimiento del que todos queremos formar parte.

El método de conservación de estos animales más recomendable, según nuestros especialistas, es maximizar su salvaguarda, haciendo cumplir las regulaciones existentes y fortaleciendo las áreas marinas protegidas, lo que minimiza la probabilidad de que queden atrapados de forma accidental por algún arte de pesca. La educación ambiental en las comunidades y en la población en general ha de incrementarse, a fin de que se comprenda la importancia de su preservación y evitar su desaparición.

Ellos tienen derecho a existir independientemente de que sean útiles o no para nosotros.

 

Recordemos que “la naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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