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Andrés Segovia

22 de abril de 2020

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Al revisar la edición del 20 de marzo de 1923 del Diario de La Marina encontramos una pequeña nota, un titular casi perdido, en que se anuncia la actuación de Andrés Segovia para el público cubano. El guitarrista, por esas fechas, era ya una celebridad en Europa y ciertamente merecía más espacio en nuestra prensa. Sus funciones de aquella ocasión fueron, como todas, bien recibidas por un público ávido de escuchar a un maestro de un instrumento que mucho tiene que ver con la sensibilidad musical del cubano.

Segovia se detuvo varias veces en Cuba. El investigador Radamés Giro escribió que “en enero de 1940 estuvo aquí, donde interpretó un vasto programa con obras de compositores como Frescobaldi, Rameau, Weis, Bach, Castelnuovo-Tedesco, Villa-Lobos, Turina, Moreno Torroba y Albéniz”. El propio investigador señala que el maestro Vicente González Rubiera, mucho más conocido por Guyún en los medios artísticos cubanos y con profunda huella en la guitarrística nacional, conoció a Segovia en 1943 y destacó la influencia de éste en la universalización de la guitarra como instrumento de concierto.

Los días 19 y 20 de marzo de 1950, Segovia, a la sazón de 56 años, estaba otra vez entre nosotros para dos funciones en el teatro Auditorium, hoy Amadeo Roldán. Ambos conciertos fueron dirigidos por el maestro Arthur Rodzinsky, con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de La Habana, y excelente respaldo de la crítica especializada de la Isla.

Los últimos conciertos habaneros de Segovia tuvieron lugar el 21 y el 22 de mayo de 1956, en programa que abarcó compositores desde Beethoven hasta Dvorak, pasando por Vaugham Williams y Manuel Ponce. Una vez más alcanzó memorable éxito de público y crítica. Escucha, a manera de ejemplo, lo que apareció en un diario habanero:

“Aliciente magnífico del bello programa combinado fue la actuación del famoso guitarrista Andrés Segovia, quien fue presentado en el Concierto para guitarra y orquesta, de Manuel M. Ponce. Fue un programa de primer orden, ejecutado magistralmente por la Orquesta Filarmónica, su director Richard Austin y el guitarrista Segovia.”

Segovia resultó un hombre afortunado en más de un sentido: vivió nada menos que 94 años. Dio conciertos en todo el mundo e hizo de la guitarra un instrumento de aceptación mundial. El reconocimiento que alcanzó Segovia fue tal que algunos compositores escribían sus obras para que fueran ejecutadas por él.

Sus presentaciones en Cuba no son hoy muy recordadas (¡tanto ha llovido desde entonces!), pero siempre que se haga un recuento de los grandes que han visitado la ciudad de La Habana, es necesario incluir el nombre del maestro granadino.

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