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Andrés Eloy Blanco

7 de agosto de 2019

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Venezolanos y latinoamericanos celebramos cada 6 de agosto el natalicio de un poeta importante, que además desempeñó altos cargos políticos dentro de su país. Pero hay algo más: Andrés Eloy Blanco –a quien nos referimos– fue además un sincero amigo de Cuba, donde sembró afectos, dejó simpatías y halló hogar durante el exilio.

Andrés Eloy, como le llamaban, arribó a La Habana de regreso de Europa, en 1925, cuando todavía era muy joven, con apenas 28 años, aunque lo acompañaba ya el renombre de poeta aureolado por la fama, pues en España acababa de ganar un premio otorgado por la Asociación de la Prensa y además avalado por la Academia de la Lengua.

Los círculos literarios habaneros le abrieron puertas, se le rindieron homenajes y el visitante se sintió muy a gusto con la hospitalidad criolla. Nicolás Guillén apuntaría que “Andrés Eloy se demoró largamente en La Habana, una especie de reencuentro con su patria, pues aquí halló, porque los hay, muchos de los rasgos poderosos que componen el perfil venezolano”.

Entre 1925 y 1948 Andrés Eloy escribió poemas, pero también hizo muchas otras cosas. Su condición de opositor al gobierno del dictador Juan Vicente Gómez le costó ir a la cárcel; fundó el Partido Acción Democrática; encabezó la convención encargada de restaurar las instituciones democráticas tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez y por último fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores durante el muy breve mandato del presidente-escritor Rómulo Gallegos.

La más conocida de las estancias de Andrés Eloy Blanco en La Habana tuvo lugar a partir de diciembre de 1948, cuando los militares de Venezuela, pisoteando la voluntad popular expresada en las urnas, expulsaron del poder al presidente constitucional Rómulo Gallegos y a los miembros más notables de su gabinete. Exiliado en La Habana, el poeta ofrecía declaraciones a la revista Bohemia:

“Me queda el consuelo de que si en lugar de esas leyes (él se refiere a la reforma agraria y a la reforma educacional) hubiéramos promulgado otras contrarias a su contenido, nos habría derrocado el pueblo, o por lo menos nos habría retirado su confianza. ¡Y yo prefiero que la injusticia me derribe a que me abandone la justicia!”

Destacado como orador y polemista, la figura política de Andrés Eloy Blanco estuvo asociada a las causas justas, defensoras de los derechos de las mayorías. Había nacido en Cumaná en 1897 y murió a los 58 años en México, el 21 de mayo de 1955, cuando su coche fue embestido por otro.

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