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Amelia Bence

28 de junio de 2013

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Amelia Bence

Amelia Bence es una de las divas del cine argentino. Su rostro, su mirada insondable, las películas que filmó, su belleza y los roles que desempeñó, le ganaron admiradores en Hispanoamérica.
A La Habana arribó en ocasión del Festival de Cine Latinoamericano de 1989. Aunque por educación nadie hiciera comentarios al respecto, Amelia tenía entonces 70 años. Afirmó no vivir de los recuerdos, sino mirando hacia el presente y el futuro, y de “gentil y parlanchina” la calificó la periodista Rosa Elvira Peláez (diario Granma del 16 de diciembre de 1989), quien apuntó estas declaraciones de la actriz visitante:
-¿Cómo que si me mantengo todavía como profesional? ¡Claro que sí! Trabajo continuamente, hago televisión y teatro (…) Hace bastante que no trabajo en cine. No me ha interesado nuevamente ningún papel. Pienso que hice un cine importante, sobre obras de autores importantes como Víctor Hugo y Unamuno. Me gustó. Yo hice el cine que quise (…) Mi debut fue en La fuga, tres apariciones, haciendo una chica pituca, en un elenco donde estaba Tita Merello. Pero desde los seis años actúo.
Y preguntada sobre lo que aquel cine representó para ella, la respuesta fue inmediata:
– Gracias a ese cine estoy aquí, ¿no? Por él también he visitado otros países.
De seguro la Bence se sintió halagada en La Habana, pues encontró personas que la reconocieron y recordaban sus actuaciones. No es para menos si se tiene en cuenta lo que representó ella dentro de una época dorada del cine en Argentina y en América Latina.
El nombre de Amelia Bence se integra al de otras actrices argentinas de su misma época, entre las que descollaron Libertad Lamarque, Mirtha Legrand, Delia Garcés, Mecha Ortiz, Amanda Ledesma, en quienes se aunaron belleza, calidad interpretativa y una carrera consagratoria.
Protagonizó varias películas memorables: La guerra gaucha, en 1942, que le valió el premio a la Mejor Actriz por la Municipalidad de Buenos Aires; Los ojos más lindos del mundo, que también alcanzó considerable éxito e hizo que en adelante para los argentinos fuera ella “la mujer de los ojos más bellos del mundo”; Todo un hombre, sobre obra de Miguel de Unamuno; El pecado de Julia, basada en obra de August Strindberg; Nuestra Natacha, que recurre a la de Alejandro Casona, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, sobre el libro de Stefan Zweig, Alfonsina, de 1957, biografía fílmica de la Storni y varias más.

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