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Almacenes afuera, una propuesta novedosa del Museo Nacional

12 de agosto de 2013

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Almacenes afuera es el título de una singular muestra, inaugurada el pasado 20 de julio en las salas transitorias del Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional, como parte de las acciones que esta institución realiza con motivo del primer centenario de su fundación.
El propósito de la exposición es dar a conocer al gran público piezas que pertenecen a los fondos del Museo pero que han permanecido durante mucho tiempo en sus almacenes, solo al alcance de un corto número de especialistas.
Los curadores decidieron recrear en las salas el ambiente de los almacenes donde el público penetrara como un simple curioso, de ahí que además de los cuadros colgados en los muros, otros han sido fijados a un sistema de parrillas que conforma un pequeño laberinto en el centro del área, mientras que las esculturas de pequeño formato están, unas dentro de pequeñas vitrinas, otras, sobre grandes cajones de madera. De ese modo, aunque las piezas han sido agrupadas con cierto orden cronológico y cuidadosamente identificadas, el espectador percibe cierto aire de informalidad que lo lleva a disfrutar de las piezas sin la distancia que impone un montaje convencional.
La primera de las salas recoge obras desde los orígenes de la plástica en Cuba hasta los años 50 del pasado siglo. Así lo mismo descubrimos una pieza José Nicolás de la Escalera que no recordábamos expuesta, que un retrato debido a la paleta de Escobar. Gracias a lo que se nos ofrece podemos reevaluar a ciertos maestros del arte académico como el casi olvidado Manuel Vega, de quien hay un cuadro poderoso que muestra a un grupo de campesinas de los Abruzzos en Italia, en el momento de rezar el rosario, o a Esteban Domenech de quien se nos muestra una vista interior de la catedral de Toledo, sin olvidar los dos retratos que Leopoldo Romañach hiciera de su joven discípula Amelia Peláez.
Junto a estos, se destacan obras de artistas de nuestra vanguardia: Fidelio Ponce, Carlos Enríquez, Víctor Manuel, Arístides Fernández, Roberto Diago, Wifredo Lam, a los que es un placer reencontrar, no en las piezas que los hicieron más conocidos, sino en otras, menos divulgadas, que en nada desmerecen su altura artística.
La segunda sala transita desde los años 60 del siglo XX hasta prácticamente la actualidad. Disfrutamos del período inicial de la Revolución cubana, con la influencia del arte pop en creadores como Raúl Martínez y Salvador Corratgé, la presencia del arte abstracto y también la fuerza de la “nueva figuración” de la mano de Antonia Eiriz, de quien se exponen varias de sus instalaciones realizadas con materiales reciclados que están entre lo más interesante de su obra.
Un espacio apreciable se dedica a la eclosión plástica de los años 80, representada por piezas que fueron paradigmáticas en su momento como el Retrato de familia de Leandro Soto o la instalación El lago de los cisnes de Flavio Garciandía con su provocador empleo del kitsch, a lo que se sumarían otras obras de Roberto Fabelo, Segundo Planes, Joel Jover y Santiago Rodríguez Olazábal. Exponentes debidos a creadores más jóvenes como Rocío García, Alexis Leyva Machado (Kcho) y Cirenaica Moreira, llevan a esta exposición hasta la mismísima actualidad.
Un valor añadido para los profesores, estudiantes de arte, críticos e investigadores es poner a su disposición los ficheros de estas obras, de modo que puede obtenerse una inapreciable información adicional que no siempre se tiene al alcance de la mano. Almacenes afuera es hasta la fecha una de las exposiciones más importantes que se han mostrado este año en la ciudad de La Habana.

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