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Algo más sobre la relación entre Gottschalk y Espadero

22 de abril de 2016

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Nicolás Ruiz Espadero y Louis Moreau Gottschalk

 

Cuando comentaba sobre la relación de Espadero con Gottschalk (el primero cubano y el otro de Luisiana), señalé la divergencia musical que existía entre ellos, pues mientras uno defendía nuestra raíz hispánica, el otro lo hacía con la africana; pero los dos admiraban lo que el otro hacía porque llevaban en su espíritu la ascendencia hispano-afroamericana, y tanto Espadero como Gottschalk siempre dejaron claro su punto de vista sobre esto.
Es muy fácil enjuiciar la obra de un artista, sin tener suficientes elementos que defiendan cualquier tesis, y eso ha ocurrido con Espadero y Gottschalk. Sin embargo, el ensayo del pianista cubano Cecilio Tieles sobre el cubano, dedica varias páginas al norteamericano, y cuando se refiere a la opinión de Carpentier al escribir que el mayor mérito de Gottschalk fue “haber sido el primer músico de formación europea que haya advertido, de manera general, la riqueza de los ritmos cubanos, portorriqueños y afroamericanos”, dice: “Si entendemos ‘formación europea’ como estudios musicales, los negros que estudiaron música en Cuba la tenían sin lugar a dudas y serían los primeros en percatarse de la riqueza musical hispanocubana.
Cuando estudiaba Musicología en la Universidad de las Artes (ISA) me leí completa “La música en Cuba” de Carpentier, y entonces no me atreví a señalar de superficiales algunas informaciones de este gran intelectual, algo que sí hace Tieles en su ensayo sobre Espadero cuando –entre otras cosas– expresa que el autor de “El siglo de las luces” considera la amistad entre Espadero y Gottschalk “muy lejos de dar tan óptimos frutos en lo artístico”.
También señala Tieles que para Carpentier el verdadero arte musical cubano es el tambor africano, y que consideraba de mal gusto algunas piezas caribeñas las cuales, sin embargo, fueron públicamente elogiadas por Berlioz.
La incomprensión y la desinformación han hecho mucho daño a la imagen real de Espadero y de Gottschalk, pues ambos son importantes en la historia musical. Y este no es un problema del pasado, pues cuando en la actualidad se habla del folclore en Cuba, generalmente solo se menciona nuestra raíz africana y se olvida que los primeros inmigrantes que llegaron a estas tierras eran peninsulares, quienes trajeron sus bailes, cantos, danzas e instrumentos, que hoy forman parte de nuestra identidad. Considero que todos los elementos que integran el fenómeno denominado por Don Fernando Ortiz “transculturación”deben tenerse en cuenta cuando se habla de cultura cubana, y no debemos minimizar a quienes escogen uno u otro camino, como hicieron con Gottschalk y Espadero, cuyas obras fueron consideradas “músicas de salón, sin gran valor trascendente”
Entre los dos músicos a quienes me estoy refiriendo, siempre existió un respeto mutuo respecto a sus respectivas creaciones, pero la amistad de Espadero por Gottschalk no fue incondicional, pues dejaron de actuar juntos, a partir del momento en que este último traicionó la confianza del primero, a través de un hecho sobre el cual no comentaré, luego de lo cual ofreció algunos espectáculos mezcla de piano y voudeville, que fueron muy criticados, y enfrió la amistad entre ambos que, sin embargo fue beneficiosa para los dos y según las investigaciones de Tieles: “La firmeza de la amistad fue lo suficientemente fuerte y sólida para que no se quebrara. Aún cuando el norteamericano abandonó Cuba, no dejaron de cartearse. Es la bella amistad de dos personalidades que lucharon en contra de los prejuicios por un ideal que se abría paso con dificultades”.
En mi opinión, no podemos negar el rol que jugaron Espadero y Gottschalk en la cultura musical cubana de entonces, pues aunque con sus propios criterios, ambos tomaron lo más genuino de aquel entorno sonoro.

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