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Alfonso de Borbón y Battenberg

9 de mayo de 2023

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Alfonso de Borbón y Battenberg, primogénito del rey de España Alfonso XIII, nunca llegó a ser monarca, lo cual puede parecer lo de menos, pues vivió siempre con una gran espada de Damocles pendiendo sobre sí: era hemofílico y en cualquier momento podía morir desangrado. El joven príncipe se dedicó principalmente a divertirse, como si presintiera que moriría joven.

La Habana era una de sus ciudades preferidas. Un día, en Suiza, se cruzaron sus ojos con los de una cubana nombrada Edelmira Sampredro, a quien de ahí en adelante persiguió hasta dar de nuevo con ella. La familia de él, o sea, la familia real española, estaba escandalizada con un noviazgo que no se correspondía con su alcurnia y supuesta sangre azul.

Alfonso hablaba y pensaba muy seriamente en casarse con la cubana. Y el matrimonio se efectuó en Europa, el 21 de junio de 1933, aunque para entonces Alfonso estaba despojado de su condición de heredero al trono y Príncipe de Asturias, y debía contentarse con el título de Conde de Covadonga, sin derecho al trono.

No fue mucho lo que duró el matrimonio. Se cuenta que el hijo de Alfonso XIII era muy celoso, aun cuando Edelmira no diera motivos para ello. Desembarcaron en La Habana y fueron recibidos por el presidente de la república. El Conde de Covadonga y su esposa recorrieron las áreas del Capitolio, se les agasajó en el hotel Plaza y recibieron los honores de la “nobleza” cubana.

No hubo encuentros oficiales con los periodistas y su intención en La Habana no fue otra que la de divertirse. El matrimonio, que se veía naufragar, se disolvió y el príncipe quedó listo para unir su destino a otra cubana, nombrada esta Martha Rocafort Altuzarra, con la cual se casó en La Habana en julio de 1937. En esta ocasión el propio presidente fue testigo de la boda.

Como en la anterior, hubo presiones de la familia real española que Alfonso no escuchó y por segunda vez naufragó en su enlace con una cubana. Esta unión duró menos aún. Y de todo ello habló la prensa en abundancia, tanto la española como la cubana y hasta la de Europa toda, pues estos enredos son comidilla para la tinta de imprenta.

La historia como tal concluye aquí. Alfonso de Borbón murió poco después en un accidente de tránsito en La Florida, Estados Unidos, en 1938. Tenía 31 años cuando se desangró.

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