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Alexander Alekine

13 de septiembre de 2013

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En la prensa cubana de los años 30 es común encontrar su nombre como doctor Alejandro Alekhine. Hoy, cada vez más, aparece en la forma de Alexander Alejin o Aliojin (trascripción del ruso). Los amantes del ajedrez saben que, de cualquier manera, es el genial ajedrecista ruso-francés que en 1927 arrebató el campeonato mundial al cubano José Raúl Capablanca.
Pero lo que hoy muy escasamente se recuerda, y por unos pocos, es que Alekhine se detuvo en La Habana. Se trata de una curiosidad histórico-ajedrecística, por cuanto su presencia no dejó huella notoria en la capital cubana.
Alekhine, de 46 años, arribó procedente de Europa en el vapor Oropesa, y seguía con destino a Venezuela. Llegó el 3 de enero de 1939 y la revista Bohemia recoge el suceso.
A bordo subieron, para saludarlo, representantes del Club Nacional de Ajedrez, fotógrafos y periodistas. El de Bohemia, Enrique P. de Cisneros, entrevistó brevemente al visitante en el mismo puente de estribor. Lo describe como alto, fuerte, de rostro joven y sonrosado. También señala que Alekhine se mostró muy gentil. Preguntado acerca de los motivos del viaje, dijo que por razones de recreo, “pero también de compromiso ya que estoy invitado a jugar varias partidas en Caracas. Luego me dirigiré, junto con el equipo francés que capitaneo, al Torneo Internacional de Ajedrez que ha de celebrarse dentro de pocos meses en Buenos Aires”.
Mucho se ha comentado de la tirantez en las relaciones entre Capablanca y Alekhine, resultante de la negativa del segundo de conceder al primero el derecho a un match revancha, como entonces se  estipulaba cuando el campeón era el derrotado. El periodista cubano trató el asunto con elegante cuidado y de manera similar lo hizo Alekhine, quien expresó:
– Cuba puede estar convencida que tiene en él [Capablanca] a un gran jugador, de técnica temible, y estando en condiciones verdaderamente temible para sus adversarios de los torneos internacionales.
Consideraba como rival muy difícil al entonces joven gran maestro estonio Paul Keres y se retiró con el pedido de que el periodista hiciera llegar a través de las páginas de Bohemia un saludo al pueblo cubano.
El torneo al cual alude Alekhine en Buenos Aires es el Torneo de las Naciones por Equipos, en 1939, al cual Capablanca asistió como capitán del equipo cubano y donde alcanzó la medalla de oro correspondiente al mejor primer tablero del certamen, por encima de Alekhine, quien es uno de los grandes de la escuela rusa de ajedrez de todos los tiempos.

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