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Alba de Céspedes

15 de noviembre de 2013

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El hecho de haber sido nieta de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria para los cubanos e iniciador de las guerras independentistas en este país, confiere a Alba de Céspedes y Bertini un especial interés, que se acrecienta por la calidad de la obra literaria de esta autora y sus visitas a Cuba.
Alba nació en Roma el 11 de marzo de 1911 y llegó a Cuba por vez primera a la edad de nueve años, algo acerca de lo cual contaría después que entonces Cuba era “una canción de gesta que mi padre me contaba, un país de leyenda y, sobre todo un secreto entre él y yo”. El padre de Alba fue Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, embajador cubano en Roma, donde casó con la italiana Laura Bertini.
Una segunda y larga estancia en Cuba tuvo lugar en 1939, esta vez con su madre, para cuidar de ella, tras la muerte del padre. En 1948 lo hizo nuevamente, así como durante la década del 50, en varias ocasiones. Era ya una escritora famosa —aun cuando más de uno de sus libros se prohibiera en la Italia fascista— con una obra reconocida en Europa, en la que se cuentan varios libros escritos en italiano.
De pluma y hacer antifascista que la llevó a ser perseguida en Italia, propulsora del discurso femenino, con preocupaciones sociales y políticas, en Alba de Céspedes pesaron siempre sus raíces, muy profundamente afianzadas en el anhelo libertador y justiciero de sus ancestros cubanos, algo que ella reconocía en estas palabras: “Cuba es mi patria, donde he vivido largo tiempo y donde he sufrido largos dolores”.
Emocionante resultó para la escritora su visita a Cuba de 1968, en ocasión del centenario del alzamiento protagonizado por su abuelo en el ingenio La Demajagua, el 10 de octubre de 1868. Entonces donó documentos familiares de valor histórico y recorrió los lugares de la región oriental en que sus ancestros rompieron lanzas contra el coloniaje español.
Pero no fue esa su última visita, y de regreso estuvo en 1976 y 1977, época por la que ya escribía su novela inconclusa Romanzo cubano, en buena medida autobiográfica, que ella misma titulara en español Con gran amor, en la cual pretende establecer una línea continua entre los acontecimientos fundadores de 1868 y el proceso posterior culminado en la revolución de 1959.
La historia y vida de esta escritora se alimentan de la experiencia cubana y de la italiana. Trabajó el cuento, la novela, la poesía, también para la radio y la prensa. Murió el 14 de noviembre de 1997 en París a la edad de 86 años.

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