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Adolfo Pérez Esquivel

2 de agosto de 2022

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Al Seminario Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Desco­lonización reunido en el Palacio de las Convenciones habanero, entre los días 8 y 10 de abril de 1985 concurren representantes de más de 30 organizaciones no gubernamentales.

La víspera de la apertura, en la noche, llega Adolfo Pérez Esquivel. Acuden al aeropuerto José Martí el embajador de Argentina, el director de Organismos Internacionales de la Cancillería cubana y otros funcio­narios del Ministerio de Relaciones Exteriores, quienes le dan la bienve­nida.

Pérez Esquivel tiene entonces 54 años, es arquitecto de profesión, escultor y velador de los derechos civiles por vocación: lo avalan 14 meses de arresto en su país durante el régimen militar, por denunciar las desapariciones y violaciones de los derechos humanos; su condición de asiduo concurrente a las protestas de Madres de la Plaza de Mayo; y la de huelguista de hambre. Todavía se hallaba bajo arresto domiciliario cuando se le comunicó la nueva del Premio Nobel de la Paz, en octubre de 1980. El premio, a fin de cuentas, no es para él sino un compromiso para seguir adelante en vela por los derechos de los pueblos de América Latina.

Concluido el Seminario, Pérez Esquivel permanece algunos días más. Sostiene conversaciones con dirigentes del país, incluido el Presidente, y se marcha el 16 de abril, hacia Ecuador.

En entrevista para la revista Bohemia, explica:

“Mi presencia en Cuba no es otra cosa que la reafirmación de en nombre de quién recibí el Premio Nobel, que fue en nombre de los pueblos latinoamericanos; otra razón es el compromiso que tenemos justamente al lado de los pueblos, así que esto no tiene que sorprenderle, simplemente que se han dado las circunstancias para que en este momento pueda visitar Cuba”.

Acerca de la deuda externa, tema muy candente en aquellos momentos, expresó:

“No es un problema economicista, no se puede limitar a los números, sino que es una situación política de los pueblos, es decir, que debe abarcar muchos otros aspectos en cuanto al desarrollo, vida de los pueblos, la cultura…”

Y por último enfatizó:

“Creo que el diálogo, los caminos hacia la integración latinoamericana, son el único camino posible para sacar a los pueblos latinoamericanos de esa postración y dependencia en que se encuentran”.

Pérez Esquivel ha viajado por la mayor parte de los países iberoamericanos, Estados Unidos y Europa, y denunciado las violaciones de los derechos humanos. Ha sido recibido por parlamentarios de diversas naciones europeas y gracias a su iniciativa se promovieron procesos penales contra la dictadura militar en Argentina y otras naciones.

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