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Administración compulsiva de medicamentos

16 de octubre de 2018

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Comenzó a sentir pesada la cabeza, así que decidió que dos tabletas de analgésico serían la solución. Más tarde, el malestar se apoderó de su nariz, que comenzó a gotear profusamente y empezaron los estornudos, por lo que pensó que bien podía tratarse de algún brote de alergia y rápidamente fue a tomarse un antihistamínico para detener la crisis. Definitivamente no estaba como todos los días, se sentía fatigado haciendo las actividades rutinarias. Necesitaba fortalecerse, por lo que optó por tomar una dosis extra de vitaminas.

Transcurridas menos de cuatro horas había tomado más de seis comprimidos diferentes y seguía sintiéndose igual. Excepto por el estómago, que le había empezado a doler ligeramente, así que le puso remedio tomándose un par de tabletas de antiácido.

Sin pecar de exagerado, este relato le viene como anillo al dedo a muchísimas personas que acuden al consumo compulsivo de medicamentos ante cada síntoma que experimentan. Esta conducta, sin lugar a dudas incorrecta y peligrosa, los hace propensos a experimentar numerosos problemas relacionados con el uso irracional de medicamentos, que lejos de beneficiar su salud, los puede llevar por el camino de sufrir intoxicaciones medicamentosas o padecer reacciones adversas.

Entender el riesgo de esta forma de actuar es el primer paso para ponerle remedio. La práctica segura de la automedicación requiere en primera instancia del asesoramiento médico y además, debe estar sustentada en el compromiso de responsabilidad del paciente. Cualquier otra forma de automedicación donde no se respeten estas dos premisas, supondrá siempre un peligro para el paciente.

El consumo descontrolado de medicamentos puede acarrear más complicaciones que los supuestos beneficios que se obtengan por el alivio de los supuestos síntomas percibidos por el paciente. Como resultado de este tipo de administración compulsiva puede sobrevenir el agravamiento de la enfermedad o la aparición de nuevos síntomas a causa de una mala elección de fármacos. En el caso de los antibióticos, puede representar una fuente importante de resistencias bacterianas que conllevan al surgimiento de super-microbios. En resumen, todas razones suficientes para hacernos pensar con más detenimiento antes de dejarnos llevar por una automedicación desenfrenada que lejos de poner remedio, puede provocar numerosos problemas.

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