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A propósito del Horario de Verano

31 de octubre de 2014

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Los astros inclinan, pero no obligan… Así se decía en Cuba hace muchos años, cuando los astrólogos publicaban sus horóscopos en la prensa, haciendo ver que los planetas, la luna y el sol gobernaban el destino de mujeres y hombres.
Esta afirmación, falsa en cuanto a su contenido astrológico, es una realidad si tenemos en cuenta que durante el año el movimiento de la Tierra alrededor del Sol y la inclinación del eje de nuestro planeta respecto al plano de su órbita, hacen ponerse al Astro del Día cada vez más temprano o más tarde, según la época, lo que nos proporciona mayor o menor tiempo de luz; es decir: se alargan o se acortan las noches, con sus períodos de oscuridad.
En la sociedad de hace 100 años, ello no importaba mucho; pero con el creciente desarrollo de las actividades sociales y económicas, el incremento de la industria, la rapidez de los medios de transporte y los crecimientos en el consumo de electricidad, el tiempo cronológico devino factor muy esencial.
Pero resulta que hasta el primer cuarto del siglo XX, cada localidad cubana usaba únicamente su horario local; es decir, un cómputo de tiempo particular, no unificado con el resto del País, y sólo derivado de la salida y la puesta del sol en ese punto geográfico.
La situación conllevaba a que, por ejemplo, La Habana y Santiago de Cuba —dos ciudades de nuestro país separadas por unos 800 kilómetros— tuviesen casi treinta minutos de diferencia horaria local. Ello creaba serios inconvenientes prácticos que se habían vuelto insostenibles para concertar transacciones comerciales, fijar eventos sociales y desarrollar otras actividades… Así se hizo necesario instaurar una hora oficial que abarcase todo el territorio nacional, a semejanza de lo que ya se hacía en otras partes del mundo.
Por ello, desde 1925 se estableció en Cuba la práctica moderna de tener una hora oficial única. Por entonces gobernaba el País el presidente Gerardo Machado y Morales, quien después se convirtió en feroz dictador.
La hora del meridiano 75º al oeste de Greenwich fue instituida como hora oficial de Cuba el 22 de junio de 1925, según lo estipulado en el Decreto Presidencial número 1345 refrendado ese año. La moción había emanado y fue presentada por la Sociedad Geográfica de Cuba a las autoridades de la Nación. Esta fue aprobada tras inevitables estudios y debates.
La orden gubernamental encargaba al Observatorio Nacional —servicio meteorológico nacional cubano— el ajuste del tiempo civil en el País y la transmisión de las correspondientes señales de radiotelegrafía, emitidas diariamente al mediodía, como patrón de referencia, a fin de que las entidades interesadas pudiesen poner a punto sus relojes.
El Decreto 1345 señalaba:

Primero: Que la hora oficial de la República de Cuba sea la hora del meridiano 75º W de Greenwich a partir del domingo 19 de julio de 1925.
Segundo: Que como hora oficial sea única en toda la República, obligatoria en todas las dependencias del Estado, en las provincias y municipios, compañías de ferrocarriles, teléfonos y demás empresas particulares.
Tercero: Que en la fecha mencionada, proceda el Observatorio Nacional a efectuar el cambio de hora al mediodía del meridiano 75º W de Greenwich.
Cuarto: Que todos los días laborables, a partir de la fecha indicada, se pongan en comunicación todos los centros telegráficos de la República de Cuba con el Observatorio Nacional cinco minutos antes del mediodía para la recepción de las señales horarias lanzadas por ese centro.
Los secretarios de Gobernación; Agricultura, Comercio y Trabajo quedan encargados del cumplimento del presente decreto.
Dado en el Palacio Presidencial, en La Habana, a 22 de junio de 1925.

Gerardo Machado y Morales,
Presidente de la República.

Así pues, se puso fin a la anarquía existente hasta entonces en Cuba en cuanto al cómputo del tiempo, estableciéndose un horario único y oficial para todo el territorio nacional, práctica vigente hasta nuestros días.

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