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A dónde nos lleva el miedo

28 de junio de 2013

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Las emociones –las buenas y las malas- no se quedan en organismo, haciéndonos palidecer, enrojecer, sudar, llorar, sino que además son un impulso para actuar. Así, si tenemos miedo, al mismo tiempo que se nos enfría el cuerpo, gritamos y corremos para evadir el peligro -claro que puede haber otras reacciones- pero todas en función del peligro, y esto es beneficioso, porque es una conducta de defensa. La Madre Natura en su maravillosa capacidad para la creación aporta varias formas de manifestación de las emociones: Las que sentimos en el propio cuerpo, las acciones que ejecutamos y las que los demás pueden observar y que facilitan la participación en forma de ayuda si la necesitamos. Es en la adultez cuando las personas pueden realizar cambios en las manifestaciones externas y las acciones de las emociones, que pueden ser la bien o para mal, según la experiencia y el aprendizaje.
Del miedo hablaremos hoy, de esa emoción que, con motivos o no, moviliza todo un repertorio de conductas, y tanto es así que en la cinematografía actual, los filmes de terror manejan crear miedo en las más increíbles formas, lo cual, parece -contrario a la lógica- de un disfrute bastante generalizado en la población, del cual me excluyo completamente, porque me parece distorsionado utilizar mi tiempo libre en el morboso disfrute de ver sangre, asesinatos, vivos-muertos y otras lindezas, pero en fin, para todo hay gustos y disgustos, agrego.
Centrándonos en lo que nos interesa, les digo que tener miedo es bueno, es una emoción primaria pues al nacer ya la tenemos, y es por eso que los niños pequeños se asustan fácilmente, pese a que en el transcurso de la vida nos esforzamos en darle sexo al miedo, así es una virtud femenina, capaz de movilizar la heroicidad masculina para proteger a la mujer en peligro, pero al mismo tiempo es quizás el peor defecto e indignidad para un hombre, llegando al límite de ser considerado la antítesis de la masculinidad.
Entonces vale preguntar ¿cómo es que algo que es intrínseco a la identidad humana puede tener diferentes interpretaciones?  ¿A dónde nos lleva el miedo? Como es sabido que en las cuestiones humanas no hay respuesta ni corta, ni sencilla, solo trataré de abordar los aspectos más importantes. El miedo existe para beneficio de la vida, es una emoción de alerta que nos dice que hay un peligro que acecha y que puede hacer peligrar la vida, y los cambios fisiológicos que provoca son formas claras para que el organismo no tenga dudas que hay que responder, enfrentándolo o evitándolo, en dependencia de los recursos con que se cuenta, así el chofer del auto que conduce por una carretera y ve otro auto que se le encima a toda velocidad, actuará en dependencia de sus recursos personales, habilidades en el manejo de un auto y condiciones específicas de la situación, o sea, del auto que maneja, la carretera, el tránsito, si es de día, de noche, si llueve, pero antes de actuar, en el momento de ver el otro auto, todo su organismo emite las señales inequívocas del miedo que son las que les dicen que hay que actuar y actuar rápido.
Hay situaciones que son fuente de miedo para la mayoría de las personas, porque como pasó hace algunos años en La Habana que se escaparon unos leones que fueron vistos por un hombre que espera un ómnibus por la madrugada en la Avenida Boyeros, pues claro que cualquiera haría lo que él, que fue correr para buscar refugio, pero también el miedo está relacionado a situaciones particulares que tienen una representación personal, así podemos ver que hay quien se asusta por hablar en público, por tener temor a la crítica que pueden provocar sus ideas,  por ejemplo, lo cual es un miedo aprendido que debe tener de base la inseguridad.
Así hay otros miedos irreales que lamentablemente se le crean a los niños en una distorsionada educación, y créalo o no, he visto que todavía hay  quienes asustan a niños con  el hombre del saco que se los va a llevar ¡vaya Ud. a saber donde! Estos miedos creados aunque tienen las mismas manifestaciones que el miedo bueno, el que nos ayuda a conservar la vida, nos lleva  a la inmovilidad, a la vulnerabilidad y no a la defensa.

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