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28 de junio, Día Mundial del árbol

28 de junio de 2017

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Hay árboles por todo el mundo, pero son las zonas tropicales las más ricas en diversidad de especies. Los árboles tropicales se hallan en las selvas tropicales y ecuatoriales de América Central, América del Sur, África y Asia. Además se encuentran en ambientes como las sabanas o las orillas fluviales, también forman densos bosques como los bosques templados caducifolios que se hallan en la zona este y oeste de Estados Unidos, Canadá, México, Sudamérica, Europa, China, Japón, Corea del Norte, Corea del Sur y parte de Rusia. Este tipo de bosque se compone de árboles que pierden sus hojas todos los años, como es el caso de robles, arces, Fagus y olmos. Muchos animales conocidos viven en este tipo de bosques, por ejemplo, la ardilla gris de las Carolinas, osos, castores, zorros, ciervos, ratas, serpientes, ratones, lobos, mapaches y aves de presa como el gavilán colirrojo. Estos animales presentan adaptaciones únicas perfectamente ajustadas a la vida estacional, un ejemplo muy ilustrativo son algunos roedores que almacenan grasa para poder hibernar durante el frío invierno. Entre los pájaros habitantes de este tipo de bosque destaca el águila calva, el ruiseñor, el cardenal, el halcón y el búho nival.

En Cuba, las superficies cubiertas por bosque representan, actualmente, el 79.1% del patrimonio forestal de la nación, unas 4 093 000 hectáreas. El resto está ocupado por plantaciones jóvenes, 95 000 hectáreas; superficie deforestada, 244 000 hectáreas y 514 000 hectáreas de superficie inforestal (Según L.M. Gómez Pérez, especialista de la Dirección Forestal del Ministerio de la Agricultura, tomado de Granma, 06/06/2017).

Los árboles previenen la erosión, fijan el suelo, impidiendo que la delgada capa fértil quede barrida por las lluvias o los vientos. Desempeñan un papel importante a la hora de producir oxígeno y reducir el dióxido de carbono en la atmósfera, así como moderar las temperaturas en el suelo. Proporcionan un ecosistema protegido de las inclemencias del tiempo en su follaje y por debajo de él. Brindan refugio y alimento a numerosas especies animales. Son sin dudas, los elementos primordiales del paisaje natural y agrícola, tanto por su atractivo aspecto como por su producción de frutos y fuente productora de madera.

La datación de los primeros árboles conocidos está en el rango de los 380 millones de años, en pleno período devónico, cuando los animales vertebrados apenas comenzaban a colonizar las tierras emergidas.

La dendrología es la rama de la botánica que se ocupa del estudio de las plantas leñosas, principalmente árboles y arbustos. Se centra sobre todo en las especies de importancia económica, examinándolas desde el punto de vista sistemático y fitogeográfico, pero también en los aspectos anatómicos y fisiológicos, en relación con el crecimiento del tronco, la producción de madera, y aspectos ecológicos de su crecimiento. Mientras que la silvicultura se refiere al estudio científico y la práctica de su cuidado o cultivo, del que se ocupan los ingenieros forestales.

Los árboles han desempeñado un importante papel en la religión, en la magia y la industria, como por ejemplo el Árbol de Navidad, y tienen también un gran simbolismo en la filosofía y la cultura, por ejemplo el Árbol de la Sabiduría.En diversas culturas el árbol se ha considerado sagrado, por ejemplo, Los budistas, hinduístas y jainistas consideran sagrado cierto tipo de higuera llamada por ello higuera sagrada bajo la cual, creen, Buda alcanzó el nirvana. Yggdrasil es el árbol mítico de los nórdicos, un fresno perenne al que consideraban el árbol de la vida, o fresno del universo. Los antiguos sajones tenían también un árbol sagrado, Irminsul, que Carlomagno ordenó destruir cuando los atacó. En la mitología grecorromana, distintos tipos de árboles y otras plantas han sido consagrados a diferentes divinidades, así, el haya y la encina estaban consagradas a Júpiter; el pino,a Cibeles; el olivo,a Minerva; el mirto y el loto, a Venus; el ciprés, a Plutón; el narciso, a Proserpina; el álamo, a Hércules; la palmera, a las Musas y el plátano, a los Genios; entre otros.

Los árboles están desapareciendo de forma masiva de la superficie de la tierra en un proceso de deforestación sin precedentes. Se calcula que un tercio de los bosques del mundo han desaparecido. Esto, se debe en parte a la sobreexplotación que padecen por ejemplo las selvas tropicales, pero también a los incendios forestales, la mayor parte de los cuales son provocados por el hombre, ya sea de forma intencionada, o bien por negligencia. Además, el hombre efectúa talas intensivas para hacer sitio a otro tipo de cultivo que da un rendimiento económico mayor a corto plazo, por ejemplo, para abrir pastos para la ganadería o para el cultivo de grandes extensiones de soja. Las consecuencias negativas son: la pérdida de hábitats para diversas especies animales y vegetales; la erosión, al dejar el terreno libre a la acción desecante del viento y la libre circulación de las aguas, lo que provoca que se pierda la capa fértil de suelo y ocasiona que el terreno se vaya desertificando.

¿Qué solución se le puede dar a estos despropósitos? Puede y tiene que ser, el abandono de determinadas prácticas, como la quema intencionada del bosque para obtener pastos. Pasar a una explotación racional, que implique no solo tala sino también reforestación con ejemplares jóvenes que constituyan el bosque del futuro. Proteger aquellas áreas más ricas en biodiversidad, o con especies endémicas, muchas de ellas en peligro de extinción.También hay riesgos naturales que amenazan los bosques como el fuego, las plagas de insectos y las enfermedades. La implementación de un sistema integrado de manejo de plagas y enfermedades puede ayudar a mitigar los daños ocasionados por estos organismos.

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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