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170 años de José Martí: junto a los trabajadores de Estados Unidos

28 de abril de 2023

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El Maestro vivió un momento de importante y veloz tránsito de la sociedad estadounidense hacia la industrialización. El fin de la Guerra Civil con el triunfo de los estados norteños sobre los sudistas dio fin a la esclavitud en estos y al crecimiento territorial del sector fabril y de la introducción de las máquinas en ellos Tal proceso alcanzó su madurez en los años ochenta del siglo XIX cuando ya comenzaron a aparecer también los rasgos del capitalismo monopolista. Tales cambios impulsaron, además, una avalancha de la tradicional inmigración de fuerza de trabajo europea y el inicio de la china sobre todo en el Oeste, aunque limitada por varias leyes.

Aquel proceso económico y demográfico se hizo sentir en todas las esferas de la sociedad y dio lugar a una numerosa clase obrera fundamentalmente de extranjeros atraídos por la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, a pesar de encontrar dificultades para insertarse en un país donde prevalecían prejuicios contra ellos. Mas, sin dudas, ese salto espectacular del capitalismo estadounidense hubiera sido imposible sin semejante abundancia de la mano de obra requerida de vender su fuerza de trabajo.

El seguimiento cotidiano de semejante fenómeno social gigantesco desde su arribo a Nueva York en 1880, justamente el puerto de mayor arribo de inmigrantes, nos ha quedado evidenciado en sus crónicas acerca del país norteño. Su estudio principal se asentó en la situación de las masas trabajadoras de Nueva York, el centro entonces de aquel desarrollo industrial y comercial del capitalismo, el cual partió de su fuerte rechazo ético al mercantilismo imperante en ese país. Tal óptica le permitió caracterizar la situación de los trabajadores situándose generalmente en la perspectiva de ellos. A ello se suma que la perspectiva martiana fue la de un intelectual que siempre se consideró como un hombre de trabajo En un fragmento dejó escrito: “…como yo trabajo, amo a los que trabajan.” Y en uno de sus cuadernos de apuntes se preguntó: “¿Por qué el trabajador literario gusta más de trabajar en la noche?” Interesante manera de considerar no solo el trabajo manual sino hasta la creación artística. Y a su colaborador, el patriota Rafael Serra, le afirma “para entendernos y excusarnos vivimos los trabajadores.” Estas ideas no solo obedecen a una comprensión del trabajo como actividad humana: recordemos que buena parte de sus escritos eran para obtener el pago necesario para sostener a su familia, lo mismo que hacía un obrero con su salario.

El alineamiento martiano con la clase trabajadora se basa en su ética al lado de los pobres de la tierra, en su propia manera de sustentarse, y en su apreciación directa de la vida de los trabajadores neoyorquinos descritas críticamente por él más de una vez en sus “Escenas norteamericanas”: la dura vida de la mujer obrera sometida a largas jornadas y a las tareas hogareñas, el horror de los niños en las fábricas y vendedores de diarios, los escasos salarios que daban para limitadísimas condiciones de vida tanto en verano como en invierno, su apoyo a las demandas obreras. Por todo eso Martí estuvo del lado de los trabajadores en Estados Unidos.

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