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150 años después

26 de mayo de 2017

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Sindo Garay 002

 

Aunque en el mes de febrero pasado escribí dos comentarios dedicados a Sindo Garay, hoy no puedo dejar pasar inadvertido el siglo y medio de su nacimiento para referirme a su música, que se ha convertido en referente obligado de cualquier trovador de nuestros días, porque aunque no pasó por la academia, evidenció un talento excepcional, no solo melódico sino armónico, y junto a Manuel Corona, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz, constituye uno de los cuatro pilares más relevantes de la trova cubana.

El género que más cultivó fue la canción en sus distintas variantes, aunque el bolero ocupa un lugar fundamental en su catálogo de obras. Incluso, canciones como “Germania”, tienen tal nivel de texto y música que se consideran verdaderos lieder. Por eso se le ha calificado de genio musical y figuras tan reconocidas como el gran guitarrista Andrés Segovia, cuando visitó nuestro país y le escuchó expresó: “Este hombre jamás se equivoca al colocar un bajo, armoniza muy bien, ¡y qué bien se acompaña con esas manos tan pequeñitas!” Y no fue Segovia el único que reconoció a Sindo Garay como un genio musical, pues han quedado múltiples testimonios, como el de Manuel Ponce quien escribió: “¿Por qué ese espíritu inculto, casi silvestre, sin el caudal de conocimientos indispensables para producir obras artísticas, puede crear melodías bellas y armonizaciones perfectas?” Y yo digo como Eduardo Robreño: “Fue un secreto que se llevó a la tumba”.

Aunque Sindo Garay empezó su vida de trovador en peñas, allá en su ciudad natal, muy pronto su espectro se ampliaría, pues en “Crónicas de Santiago de Cuba” del 19 de diciembre de 1903 dice que actuó en el teatro Oriente con la Compañía de Juan Ortiz, junto a figuras locales y que “logró cosechar delirantes aplausos cantando cuplés intencionados”. Y yo puedo asegurarle que cuando aquí en La Habana, se inauguró la planta de radio PWX, de la Cuban Telephon Company, en 1922, comenzó a participar en diferentes programas. Y cuando surgió la televisión, en 1950, también lo hizo.

Aunque parte del repertorio de Sindio Garay no está registrado, en 1945 se grabaron más de 80 obras suyas cantadas por él y sus hijos. En su última grabación, participan su hijo Hatuey y su nieta Margarita Garay. No sabemos con exactitud el número de sus creaciones, porque muchas se han perdido, pues su autor las olvidó; pero se conservan unas 300 que fueron llevadas al papel pautado gracias a su hijo Hatuey. Aunque resulta imposible incluir en este comentario todos los títulos, sólo mencionaré aquellos que son indispensables, como los boleros:“Quiéreme trigueña” que fue su primera creación (1879); “De ayer a hoy”, estrenado en elTeatro Alhambra el 28 de junio de 1928; “En la calle no…”, estrenada en el cabaret Cubanacán el 2 de enero de 1930; “Ya es tarde”, estrenada en el habanero Teatro Payret el 10 de junio de 1928, y dedicada a María Cervantes; “Rendido ya”, estrenada en el cine Norma de La Habana en marzo de 1930, y tantos otros. En cuanto a sus canciones, empezaré por “Germania”, creada a finales del siglo XIX y dedicada a Germán Mchaelen; “Sin tus caricias”, estrenada en el Teatro Martí el Primero de Mayo de 1915; “Canción al Niágara”, con textos de José María Heredia; “El huracán y la palma”; “La baracoesa”, dedicada a Etelvina Luperón; “Tardes grises”, con textos de un poeta colombiano; “Mujer bayamesa”, conocida también como “La bayamesa”; “Los bayameses” (continuación de la anterior), estrenada el 6 de enero de 1947 en el parque central de Bayamo; “Perla marina”… Podría seguir enumerando títulos de géneros diversos, pero este espacio no alcanza para más, por lo que prometo un segundo comentario sobre la música de Sindo Garay.

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