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130 años de “Nuestra América”: su objetivo de defensa

1 de enero de 2021

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mini_magick20180818-2371-gvn4osEl 1º de enero de 1891 se publicó este texto de José Martí en la “Revista Ilustrada de Nueva York”, considerado uno de los fundamentales de su enorme obra escrita. El 17 de noviembre del año anterior en carta al panameño Elías Losada Pisé, director de esa publicación mensual, el cubano había aceptado su solicitud de “escribir unas cuartillas para el número de enero”.
El relativo poco tiempo de que dispuso para cumplir esa encomienda, si consideramos la variedad y cantidad de obligaciones que entonces Martí debía atender, es indicio de que, a pesar de la rapidez con que solía escribir, la hondura de ideas y la riqueza literaria de “Nuestra América” expresan la maduración de pensamiento y de propósitos presentes en sus escritos desde mucho antes.
“Nuestra América” ha sido calificado con frecuencia como un ensayo, criterio certero, a mi juicio, pues la complejidad de su tema obliga a densos análisis que desbordan la ligereza del artículo y que se acercan a lo que suele llamarse un estudio. Es verdad que las “Escenas norteamericanas” de Martí no se ajustan a los géneros del periodismo moderno y que en varios casos cobran el tono ensayístico. Pero el hecho de que la “Revista Ilustrada de Nueva York” eludiera el sentido del diario y se dedicara especialmente a textos de altos razonamientos, le posibilitó al Maestro entregar una exposición caracterizada por el rigor, la originalidad y la novedad de sus tesis junto a sus precisas estructura y ordenamiento, en sorprendente en inhabitual conjugación para la época con su singular pensar por imágenes.
La eficacia del uso de la imagen para la exactitud del asunto tratado resalta desde el mismo párrafo inicial en el cual son aquellas las que entregan el objetivo principal del texto: alertar y preparar para la defensa de nuestras tierras. Las primeras líneas se valen de dos narraciones para demostrar el por qué de ello, que nos llegan luego de señalar la ineptitud “del aldeano vanidoso”, quien “da por bueno el orden universal” y desconoce “de los gigantes que llevan siete leguas en las botas” y de la pelea en el cielo de los cometas que engullen mundos.
Cintio Vitier advirtió en la edición crítica de este texto, por un lado, la alusión, mediante el Pulgarcito del escritor francés Charles Perrault, a los poderosos países expansionistas que ya se repartían apresuradamente el mundo de finales de aquel siglo, y a los mitos de las culturas autóctonas americanas sobre esos fugaces cuerpos celestes.
Ese párrafo cierra con frases admonitorias de sentido aforístico que aclaran las imágenes: “Lo que quede de aldea en América ha de despertar”; hay que acostarse “con las amas de almohada”, “con las armas del juicio, que vencen a las otras” y “Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras.”
Así, desde el comienzo “Nuestra América” es llamada a defenderse ante los peligrosos rumbos que tomaba el mundo, sin excluir a las armas de guerra, pero, sobre todo, con el pensamiento, cuyo amplio alcance y características desarrolla Martí en la continuación del ensayo.

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