ribbon

130 años de “Nuestra América”: la unidad para la defensa

11 de enero de 2021

|

 

Del Río Bravo a la Patagonia, 1973 Gilberto Frómeta Del Río Bravo a la Patagonia, 1973 Técnica mixta sobre tela 87 x 251 cm

Del Río Bravo a la Patagonia, 1973, Gilberto Frómeta, Técnica mixta sobre tela, 87 x 251 cm

 

“No hay proa que taje una nube de ideas.” Con esta frase comienza el segundo párrafo de “Nuestra América”, el cenital estudio martiano acerca de la realidad y los peligros de Latinoamérica, texto que cumple 130 años en este mes de enero.

Tras llamar a la defensa en el párrafo anterior, en este Martí explica cómo se ha de preparar esta. Como se ha visto, lo primero que nos dice es la importancia de las ideas, capaces de parar, dice más adelante, “a un escuadrón de acorazados”, los barcos más poderosos que se comenzaban a construir en aquella época por las grandes potencias, que peleaban entre ellas para repartirse el mundo. Luego llama al conocimiento mutuo entre los pueblos nuestros, “como quienes van a pelear juntos”, unidad imprescindible entre quienes han estado separados y a veces enfrentados entre sí tras las independencias a principios de aquel siglo XIX. Ya no pueden ser “hermanos celosos” que “se enseñan los puños”, ni con envidias del que tiene la “casa chica” frente al de la “casa mejor”, pues “han de encajar, de modo que sean una, las dos manos.” Las imágenes, sin duda alguna, van imponiendo la idea de la acción unida frente a aquellos acorazados invasores.

Continúa su exposición pidiendo que el que ha robado tierras al hermano, las devuelva, para curar las heridas de guerras intestinas, en clara alusión para los lectores de entonces a la reciente guerra por la que Chile venció a Perú y a Bolivia y dejó a este pueblo hermano sin salida al mar hasta el presente. Y llama también a no quedar encerrados en sí mismos, sin estar al tanto de los asuntos universales, sin esperar a la acción de intereses hegemónicos externos a la región: “Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades.” De ahí, entonces, la necesidad de la unidad, que la pide primero con un grito: “¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!” Y si alguien no le entendió la imagen, afirma a continuación con frases lapidarias, con la fuerza de una orden, de un mandato: “Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”

Esta idea final del párrafo es casi un análisis militar. La inmediatez del asalto enemigo obliga a comprobar el número de combatientes y de medios y emprender la macha a la pelea juntos, desplegados en formación de cuadro, compacto, con los tiradores a las tres alturas (en tierra, de rodillas y de pie). Y cierra Martí con el símil de nuestra geografía imponente, la cordillera andina que recorre toda la América del Sur, cuna de altas civilizaciones originarias, donde se albergó la plata por siglos.

Impresionante texto por su riqueza literaria y conceptual, propia de la madurez de un escritor y pensador que pidió y se manifestó siempre con la originalidad de su espíritu y de su continente, y que por entonces ya se encaminaba a llevar a la práctica su vasto proyecto de liberación humana y continental, desde la independencia de su isla.

Galería de Imágenes

Comentarios