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Consideraciones de José Martí sobre la muerte en sus obras poéticas

19 de mayo de 2021

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Muerte en Dos Ríos, 1952 Carlos Enríquez Muerte en Dos Ríos, 1952 Óleo sobre tela 165 x 115

Muerte en Dos Ríos, 1952, Carlos Enríquez, Óleo sobre tela, 165 x 115

 

José Martí reflexionó en torno a la muerte en varios de los poemas que creó durante su breve pero fecunda existencia.

En enero de 1869 en un drama en verso titulado Abdala en el que narró la heroica actitud de un joven guerrero que salió a combatir y murió en defensa de su tierra natal que había sido agredida, Martí destacó:

 

Nubia venció! Muero feliz: la muerte

 Poco me importa, pues logré salvarla…

 Oh qué dulce es morir, cuando se muere

 Luchando audaz por defender la patria

 

Algo más de un año después, en abril de 1870, cuando iba a ser trasladado hacia la Cárcel de La Habana para cumplir una condena que le había sido impuesta por sus convicciones patrióticas llegó a señalar:

 

Voy a una casa inmensa en que me han dicho

Que es la vida expirar.

La patria allí me lleva. Por la patria,

Morir es gozar más.

 

De manera muy especial Martí expone consideraciones en torno a la muerte dos  años más tarde,  en este caso en un poema que escribió en Madrid, España, en noviembre de 1872 al cumplirse el primer aniversario del injusto fusilamiento en Cuba por las autoridades españolas de ocho estudiantes de medicina.

 

Martí entonces enfatizó:

¡Y más que un mundo, más! cuando se muere

En brazos de la patria agradecida,

La muerte acaba, la prisión se rompe;

¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!  

¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria

A esta estrecha mansión nos arrebata,

El espíritu crece,

El cielo se abre, el mundo se dilata

Y en medio de los mundos se amanece.

 

También el fallecimiento  de algunos de sus familiares fue reflejado por Martí en poemas. Ejemplo de ello es el que creó en 1875 en México como homenaje a su hermana Mariana Matilde, conocida en el seno familiar como Ana, quien  murió en enero de ese año en la capital mexicana.

Martí incluso describe la angustia que sintió al no haber podido ver a su hermana antes de su fallecimiento puesto que en el instante que ocurre su deceso él se hallaba todavía en España.

Y en una parte del poema titulado Mis padres duermen, expresó:

 

Decidme cómo ha muerto;

Decid cómo logró morir sin verme;-

Y –puesto que es verdad que lejos duerme-

¡Decidme cómo estoy aquí despierto!-

 

Quince años después en su libro de poemas titulado Versos Sencillos, Martí haría alusión a la muerte, de manera muy específica en el dedicado a María García Granados, una joven guatemalteca con la que mantuvo una gran amistad durante su estadía en ese país centroamericano en el período comprendido entre 1877 y 1878.

María García Granados falleció en mayo de 1878 y posteriormente en el noveno de sus Versos Sencillos Martí llegó a manifestar:

 

Quiero, a la sombra de un ala,

Contar este cuento en flor;

La niña de Guatemala,

La que se murió de amor.

 

También en los Versos Sencillos expuso consideraciones sobre su posible muerte al afirmar:

 

Yo quiero salir del mundo

Por la puerta natural:

En un carro de hojas verdes

A morir me han de llevar.

No me pongan en lo oscuro

A morir como un traidor:

¡Yo soy bueno, y como bueno

Moriré de cara al sol!

 

Además en otro de los Versos Sencillos refleja lo que él experimentó cuando siendo un niño, en la zona de Caimito de Hanábana, en la provincia de Matanzas, apreció los horrores del sistema esclavista y vio a un esclavo que había sido ahorcado.

Precisamente Martí expresó al respecto:

 

Rojo, como en el desierto,

Salió el sol al horizonte:

Y alumbró a un esclavo muerto,

Colgado a un seibo del monte.

Un niño lo vio: tembló

De pasión por los que gimen:

¡Y, al pie del muerto, juró

Lavar con su vida el crimen!

 

Igualmente Martí hizo muerte en sus Versos Libres. Por ejemplo en el poema que tituló Canto de Otoño, expuso:

 

          Bien, ¡ya lo sé! La Muerte está sentada

                   A mis umbrales: cautelosa viene,

                   Porque sus llantos y su amor no apronten

                   En mi defensa, cuando lejos viven

                   Padres e hijo…

 

Este es un poema algo extenso.  En otra parte de dicha obra Martí detalló al referirse a la muerte:

 

…Pienso en aquel a quien mi amor culpable

Trajo a vivir, y, sollozando, esquivo

De mi amada los brazos; mas ya gozo

De la aurora perenne el bien seguro.

¡Oh, vida, adiós! Quien va a morir, va muerto.

 

También en las Obras Completas de Martí aparece un poema que publicó en la Revista Universal, de México,  el 25 de marzo de 1875, en el que en una de las partes expresó:

 

¿Quién sabe cuándo ha sido?

¿Quién piensa que él ha muerto?

¡Desde que aquel cadáver ha vivido,

El Universo todo está despierto!

Y desde que a la luz de aquella frente

Su seno abrió la madre Galilea,

Cadáver no hay que bajo el sol no aliente

Y eterno vivo en el sepulcro sea.

Y además manifestó:

¡Hermano, hermano fuerte!

¡Oh pare, padre, altivo,

Que adivinó las vidas de la muerte

Y eternamente resplandece vivo!

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