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Apreciaciones de José Martí sobre la labor creativa de José Peón Contreras

14 de abril de 2021

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José Martí no solo reflejó su sensibilidad en los poemas y otras obras que creara sino también en las valoraciones que hiciera en relación con la labor de relevantes artistas y escritores.

Y entre esas valoraciones se encuentra la que detallara en torno al médico, poeta, novelista  y dramaturgo mexicano José Peón Contreras, cuyo nacimiento tuvo lugar en Mérida, Yucatán, en 1843, y quién llegó a ser considerado como el primer dramaturgo romántico de su país.

En relación con su comedia identificada como Hasta el cielo, comentó Martí el 15 de enero de 1876  en la Revista Universal, de México.

En la parte inicial de su trabajo expresó: “Cuando nos cautiva una grandeza, cuando el corazón se mueve de regocijo, cuando muchas bellezas nos deslumbran, se siente amor, y esperanza, y orgullo por los demás, y fe en la gloria. Las pasiones malas huyen, los brazos se mueven inquietos por el deseo de abrazar, y la pasión buena, la  fraternidad hermosa, hace nido y morada de nuestro corazón. No en balde llamó Hasta el cielo a su drama José Peón Contreras; cielos hubo en la noche de promesas que este drama se dio al público.”

Catalogó a dicha obra como bellísima, vivificada por una sensibilidad exquisita y producida por una aptitud dramática sobresaliente.

Martí señaló que era tal la sensibilidad de Peón Contreras, que anima con ternura, calor y vida nuevos, la dulce lengua en que habla, concibe con delicadeza, habla con elegancia, desarrolla con talento y siente con pasión.

También él ofreció consideraciones sobre otra obra de Peón Contreras, en este caso el drama titulado “La hija del Rey”, en un trabajo publicado el 29 de abril de 1876, en la Revista Universal.

Expuso: “Conmover es moralizar: ¿quién era malvado anteanoche en la representación de La hija del rey?  Músicas y vítores acompañaron a Peón hasta su casa, y los que no llevábamos flores en las manos, volvíamos los ojos a los papeles azules de Calderón como demandando al cielo para la frente del poeta esclarecido, que en ella encontrarían hermanas espléndidas de gloria.”

Martí señaló además que irían en ese artículo mezclados la reseña y el tributo, la impresión y el juicio, la obra del criterio y la del regocijo por el ajeno bien que no es más que una forma del bien propio.

Destacó que Peón Contreras había vencido ya que había puesto alegría en los ánimos y logró ser aplaudido por las mujeres y exaltado por los hombres como expresión de un gran entusiasmo.

Y al precisar lo que a título personal experimentó al disfrutar la obra de ese creador, Martí  también detalló en esa reseña: “Allí vencíamos con él cuantos sabemos que la gloria sólo ama a los que la temen al mismo tiempo que la buscan, y la esquivan como desesperando de  merecerla.”

Opinó acerca de los tres actos del drama y dijo que uno era acabado, el otro lo calificó de extraordinario mientras que el tercero a su juicio resultó opaco y débil.

Pero más allá de esto, para Martí resultó  significativa la obra de José Peón Contreras e incluso él destacó que los  versos de ese drama eran elegantes y fáciles, frecuentemente enérgicos en todos los momentos apasionados.

No obstante, igualmente precisó que alguna vez dichos versos eran interrumpidos en su propiedad por el uso de palabras, que a su juicio podían ser naturales pero no usadas  en los tiempos que las cosas que se le relataban en la obra habían sucedido.

Después de exponer otras consideraciones específicas  llegó a manifestar al resumir el significado que le atribuía a esta obra que la conocía y la amaba, que no muchas veces había  apreciado tan de cerca la secreta potencia de dichos versos, este arrobamiento de la melodía, esta delicia del oído que, como solicitada por voces misteriosas, estremece y arrebata el corazón.

En ese trabajo Martí igualmente precisó la  trascendencia que le concedía a la obra de José Peón Contreras,  La hija del rey al señalar: “Pasiones naturales, acción posible, historia patria, arrobadores versos, conveniente y uso del lirismo, magistral disposición en las escenas, fuerza de revelación y obra espontánea, tal es este nuevo drama de Peón, rico en episodios, deficiente por sobra de vida, comparable a obras muy altas, sancionado por el entusiasmo de los hombres, y todavía realzado por los aplausos que le tributaron las mujeres.”

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