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Ojos y bolsillos miran al Golfo

30 de abril de 2013

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En los últimos años Estados Unidos, ejerciendo mucha presión y buscando una gran tajada de dinero, ha incentivado a varios de los pequeños países del Golfo a involucrarse en conflictos para ellos desconocidos, a financiar guerras y a armarse tal como si estuviesen amenazados por vecinos o allende los mares.
La razón de Washington es la de garantizar su petróleo, vender armas, financiar guerras y generar empleo dentro del Complejo Militar Industrial.
Para lograr esos objetivos no importan a las administraciones estadounidenses si los habitantes de los ricos emiratos son árabes, si profesan el islamismo o si pertenecen a las etnias sunitas o chiitas.
De esa forma leímos con sorpresa cuando Arabia Saudita firmó un acuerdo con el Pentágono para adquirir los más modernos armamentos por valor superior a los 2 000 millones de dólares.
También el hecho de que el Emirato de Qatar esté financiando a los insurrectos, muchos de ellos de Al Qaeda, que están haciendo una guerra atroz contra Siria.
Si nos adentramos en la historia de estos pequeños Estados, se constata que mucho antes de que el  “dios petróleo” fuese descubierto en esa desértica región, allí convivían beduinos y camellos, y la palabra guerra no se conocía en el lenguaje de los lugareños.
Pero el petróleo y el gas, cual tesoro que propició un desarrollo acelerado de aquellos emiratos, son minerales agotables y de sus ahora ricos yacimientos, solo quedará el recuerdo y las desérticas tierras no podrán volver a ser habitadas por los otrora pacíficos beduinos.
Ante esta perspectiva irreversible, son varios los acaudalados estados del Golfo que trazan pautas de desarrollo sostenible, como el caso de los Emiratos Árabes, donde se levanta una ciudad sostenible que no afecte el medio ambiente.
Integrada por granjas experimentales con paneles solares, un instituto de investigación y automóviles eléctricos, la ciudad completa tendrá un costo de 16 000 millones de dólares.
En Dubai, por ejemplo, un gran edificio de cristal se ha construido en medio de la arena, donde se ha instalado un “centro de control de mando global”, una gran sala con decenas de personas mirando pantallas de computadoras con luces intermitentes y mapas, para vigilar miles de edificios en esa ciudad y en el extranjero, utilizando tecnología inalámbrica, comenta BBC.
El personal está atento ante riesgos de incendio, cuestiones técnicas y el control del uso de la energía.
Centros similares se han levantado en todas las ciudades del Golfo, según el propio reporte.
Otro ejemplo que se desataca en lo que respecta a la preparación de esos Estados para la cercana era post petróleo, es el de Qatar y sus inversiones en el Reino Unido.
El pequeño emirato es copropietario de uno de los nuevos íconos de la arquitectura londinense, The Shard (el rascacielos más alto de la Unión Europea), en 2008 aportó fondos al banco Barclays para salvarlo de la nacionalización y compró el 20% de la compañía propietaria del aeropuerto de Heathrow, comenta el despacho de BBC.
Según el reporte, el fondo de inversión controlado por Qatar en Gran Bretaña, cuenta con las tiendas Harrods, un 20% del Mercado de Camden en la capital británica y un 26% de la cadena de supermercados Sainsbury’s.
Se constata que las inversiones de Qatar han posibilitado la creación de 112 000 puestos de trabajo entre los años 2011 y 2012, cuando Londres ya sufría los efectos de la gran crisis económica y social que tiene patas arriba a Europa.
Queda claro que los estados del Golfo viven en la perspectiva de una era post petróleo, que según los especialistas se pronostica para el año 2050. Mientras, la Europa en crisis trata de atraer el dinero fresco de esas naciones y Estados Unidos los involucra en guerras y les vende todo tipo de armas.
29.4.2013

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