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Thor Heyerdahl

6 de enero de 2021

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Personalidad atractiva para adolescentes y adultos que gustan de las aventuras y la investigación, es la del explorador noruego Thor Heyerdahl, hombre de disímiles ocupaciones, ecologista, navegante y científico, narrador y pacifista, quien llegó a La Habana invitado por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap) en el año 1985.
Su arribo tuvo lugar el domingo 17 de noviembre, en vísperas del azote del ciclón Kate y permaneció algo más de una semana, que concluyó el 26 de noviembre con su partida. No venía desde 1946 y —como él expresó—, “siempre sentí a partir de entonces gran curiosidad por volver. Cuba jugó un papel fundamental entre el Viejo y el Nuevo Mundo y quería saber cómo iban ustedes a celebrar el 500 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón, porque como antropólogo siento una gran admiración por el Gran Almirante”.
Declaró su preocupación por la expansión alarmante de la contaminación en el mundo, pues “no puede haber vida en la tierra si no la hay en el mar (…) Debemos hacerles saber (a las nuevas generaciones) que no hay otro lugar donde ir si destruimos este planeta”.
Pronto regresó Heyerdahl a Cuba. Cuando lo hizo en enero de 1987 practicó un recorrido por las zonas de interés arqueológico de la Sierra Maestra, Playa Las Coloradas, Bayamo y otras regiones orientales. Estando en la ciudad de Manzanillo expresó:
“Siento un gran respeto por los pueblos de Asia, África, América y por los que vivían en esos continentes antes de la llegada de los conquistadores europeos”.
El 3 de noviembre de 1992 se celebró en el Aula Magna de la Universidad de La Habana la ceremonia de otorgamiento del título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas al investigador noruego Thor Heyerdahl, de visita en esa ocasión con el propósito de culminar sus trabajos de preparación de un libro sobre arte precolombino.
En sus palabras de agradecimiento dijo:
“Ningún gigante será capaz de sobrevivir solo y de prosperar por su cuenta, únicamente mediante el dominio del medio heterogéneo que nos rodea. El respeto mutuo por los deseos, los gustos y las necesidades de otras variedades biológicas, es tan necesario entre los individuos y las naciones como entre todas las demás especies”.
Difícil sería encontrar un mejor resumen para su credo. Heyerdhal falleció el 18 de abril de 2002 en Italia.

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