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Allí también estaba Fidel

7 de diciembre de 2020

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Recuerdo la enseñanza de Fidel, en días como los que han transcurrido en la capital cubana, con algunas provocaciones contrarrevolucionarias y los anuncios de grandes asignaciones financieras del gobierno de Estados Unidos para pagar cada acción que pueda desestabilizar al país.
Un 5 de agosto de 1994 lo vimos en el Malecón habanero, en medio de momentos tensos, cuando grupos alentados desde Miami se quisieron apoderar de las calles y lanzando piedras, agrediendo a autoridades y bienes públicos, fomentaron el desorden que rápidamente fue contenido por el pueblo y las autoridades, sin que mediaran gases lacrimógenos, chorros de agua, ni represión alguna.
La presencia de Fidel en el lugar, su autoridad moral y su valentía, eran más que suficientes para derrotar a los vándalos y a quienes los alentaban y pagaban.
Era el valor que identificó siempre al Comandante, que supo forjarlo desde su niñez allá en Birán, luego en las aulas universitarias, organizando y dirigiendo el ataque al Moncada, guiando la expedición del Granma, comandando las tropas rebeldes en la Sierra Maestra, al frente de los combatientes para luchar y vencer en Girón, entre otras muchas acciones.
Siempre unió voluntades revolucionarias y desenmascaró actitudes contrarrevolucionarias.
En aquel convulso Malecón habanero de 1994, Fidel estuvo acompañado por jóvenes, por constructores, por trabajadores … por el pueblo que siempre fue su inspiración y su pauta.
Esta recordación de hoy a los hechos de 26 años atrás, también tiene la lectura de que, este domingo 6 de diciembre, el presidente cubano Miguel Díaz Canel, como continuidad que es del ejemplo de Fidel, acudió de imprevisto un parque en la barriada del municipio Playa, donde jóvenes y estudiantes festejaban el 50 aniversario de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y el 56 de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), instituciones ambas que, desde su creación, fueron inspiradas y guiadas por el pensamiento de Fidel.
Díaz-Canel agradeció a los jóvenes que en estos días han tomado las calles del país para defender la paz y la tranquilidad de la nación.
«Cuando pensamos en proyectos de desarrollo no pensamos en divisiones entre revolucionarios y no revolucionarios, sino para todo el pueblo», enfatizó.
De igual forma, reafirmó la voluntad del país de proceder al diálogo respetuoso y pidió a los jóvenes estar presentes en todas las batallas que hoy se desarrollan, sobre todo la económica para poder de una vez satisfacer las carencias reales que afectan a la población.
El presidente cubano repudió los actos de terrorismo a los cuales se contraponen el altruismo, el humanismo y la equidad con que se trabaja en la Isla.
Volviendo al Fidel de agosto de 1994, en plena calle desafiando provocaciones contrarrevolucionarias, me parece muy importante, releer sus palabras, ese mismo día, cuando ante los medios de prensa explicó:
«Y, aun a riesgo de que me pudiera ganar algunas críticas, yo consideré mi deber ir donde se estaban produciendo esos desórdenes. Si realmente se estaban lanzando algunas piedras y había algunos disparos, yo quería también recibir mi cuota de piedras y de disparos. No es nada extraordinario!… en realidad es un hábito: uno quiere estar allí donde está el pueblo luchando y donde están los combatientes en cualquier problema; pero, además, tenía el interés especial de conversar con nuestra gente, para exhortarla a tener calma, paciencia, sangre fría, no dejarse provocar, puesto que yo me sé de memoria todo el plan del enemigo y toda la concepción imperialista acerca de los medios para liquidar la Revolución, su actual estrategia».
«Ellos, naturalmente, quieren que se produzcan escenas sangrientas, quieren que haya una balacera, que haya muertos, para utilizarlos como instrumento de propaganda, en primer lugar; como instrumento de subversión, y, finalmente, como instrumento de intervención en nuestro país. La estrategia imperialista es crear una situación, crear el máximo de descontento dentro de nuestro país, dividir a la población, crear las condiciones más difíciles posibles y conducir a nuestro país a un conflicto, a un baño de sangre», enfatizó.
El Comandante en Jefe recordó que «sueñan con eso, añoran eso, y naturalmente que nosotros tenemos que contrarrestar esa estrategia. Considero que tenemos muchos deberes todos nosotros, y que el primero es luchar junto al pueblo, morir junto al pueblo; pero, además, dirigir al pueblo para que actúe de la forma más inteligente en cada una de estas circunstancias, porque sabemos cómo es el pueblo de enérgico, de combativo, de valiente, y, claro, nosotros tenemos que tratar de evitar que lo provoquen. Esa es, digamos, la causa de la reacción mía al ir allí».
Hoy, los que son la continuidad de la Revolución, los que han jurado no rendirse ante las mayores provocaciones animadas y pagadas desde Estados Unidos, saben que nuestras calles pertenecen a la juventud revolucionaria que desafió y venció a los que en agosto de 1994 armaron una provocación y en este diciembre del 2020 pretenden reciclarla.
Quienes la alientan y la pagan en Estados Unidos, también serán vencidos, como ha sido en estos casi 62 años de Revolución victoriosa.

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