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Legado del Imperio

7 de diciembre de 2020

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Un escéptico amigo afirmaba que nunca se va a poder ganar la guerra contra las drogas, porque éstas son una de las banderas del Imperio para justificar sus agresiones, “Miremos a Colombia. Miles de millones de dólarespara supuestamente la lucha contra ellas y, en vez de menguar, se multiplican, desestabilizando los países vecinos”, subrayó, para agregar: “La misma medicina en el Medio Oriente”.
Ello me hizo pensar que las drogas, junto al terrorismo, son el legado del imperialismo norteamericano a los pueblos, con el fin de utilizarlos como pretexto para sus guerras sucias.
Ya en las postrimerías del “reinado” de Trump, autoridades norteamericanas que supuestamente combaten el tráfico de drogas admitieron el fracaso del llamado Plan Colombia, mediante el cual fueron asignadas sumas millonarias y enviadas fuerzas militares a la nación suramericana –que allí permanecen- para el combate al mal, el cual se ha multiplicado, manteniendo a ese país como el principal productor de cocaína en el mundo, con Estados Unidos como su principal receptor.
Lo mismo podemos decir con Afganistán, el principal productor mundial de heroína. Para otro amigo, si no hay un alto crecimiento de las plantaciones, ¿cómo van a abastecer a su ejército de drogadictos?
Es muy necesario grandes cosechas para producir la heroína necesaria para los mercados de Europa y Estados Unidos, recaudar dinero ilegal para respaldar el legal de los presupuestos de guerra y subversión en el mundo. Y vuelve a preguntar: “¿De dónde sacarían dinero para pagar a los mercenarios que utilizan en Libia, o hacen en Siria e Irán?”.
No hay ni una información de una sola operación de tropas extranjeras contra la mafia de la droga en Afganistán, y el cultivo de drogas se sigue elevando.
Irán es el segundo país, después de Afganistán, más perjudicado por la adicción al opio y la heroína, con 1,2 millones de personas afectadas, y el que mayor cantidad de opiáceos decomisa en el mundo, el 41% del total, según datos de las Naciones Unidas.
Teherán ha solicitado reiteradamente ayuda internacional para combatir el tráfico de drogas procedentes de Afganistán, y aseguróque estaba dispuesto a cooperar en el control del cultivo de opio, en una reunión con la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.
Y es que si el 10% de lo que cuesta la guerra en Afganistán se dedicara a controlar el opio en ese país, la mayor parte de los cultivos de amapola (de la que se extrae el opio) y el tráfico de drogas se podrían controlar.
Muchos no conocen en el mundo cuán grande es este problema, porque no siempre lo que nos hacen creer es verdad. La globalización de un sólo tipo de información, de un sólo discurso, de una sola forma de ver la realidad, y la mentira de la desinformación de los medios de comunicación occidentales, ocultan cosas como estas:
Los narcotraficantes, especialmente aquellos protegidos por EE.UU. y sus aliados, o cualquier delincuente peligroso, mercenario, está al servicio del imperio, que maneja la distribución de las drogas desde siempre, porque es un negocio tan rentable que no puede quedar en manos de personas fuera de su control.
Basta recordar que en el siglo XIX todas las potencias europeas, especialmente Inglaterra, y EE.UU. controlaban el comercio del opio hacia China, desde las ciudades coloniales que controlaban: Shanghai y Hong Kong. En la guerra de Vietnam, el negocio del opio financió las campañas secretas de la CIA en esa región, y crearon una líneaaérea secreta para transportarla que se llamaba Air America.
Y es que a donde van esos invasores, agresores en realidad, desestabilizan países y los entregan a bandas criminales que le hacen el trabajo sucio, como en Libia.

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