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Y ahora qué, Luis Almagro…

19 de noviembre de 2020

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La pésima conducta moral de Luis Almagro, el secretario general de la OEA, ha quedado mostrada en su reconocimiento de haber jugado un importante rol en el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia, el pasado año.

La forma en que lo hizo y la bajeza de su estatura ética, quizás sean más inmorales que el propio golpe.

Acaba de publicarse un libro escrito por dos periodistas uruguayos —Gonzalo Ferreira y Martin Natalevich— con el título de «Luis Almagro no pide perdón», donde se desnuda al secretario general de la OEA y su rol para sacar del poder a Evo y el MAS para que la oposición ganara los comicios del pasado año.

En el citado texto se lee que Almagro avaló la candidatura del entonces presidente Evo Morales (recordemos su visita a Bolivia, su supuesto reconocimiento al entonces presidente y su sonrisa hipócrita al lado del líder indígena). Estaba convencido que Evo  perdería en una segunda vuelta electoral. Pero, lo que nunca imaginó fue que el MAS con su candidato, ganara, como lo hizo, en la primera vuelta, por lo que el pronóstico de una segunda cita para derrotar al MAS, quedó frustrado. Entonces declaró fraude y propició el golpe militar.

Y es que Almagro está como la propia OEA: sin moral alguna para justificar sus actuaciones contra gobiernos progresistas y pueblos de la región.

Podría preguntarse la población boliviana, esa que durante el golpe militar fue reprimida y vio morir a más de 30 de sus hijos a manos de los uniformados al servicio de los golpistas, qué pasará con Almagro y la OEA.

Los nuevos y recientes comicios desmontaron a un gobierno de facto, impostor del poder y devolvieron, con votación libre y mayoritaria, las riendas del país a un proyecto que ahora encabeza el presidente Luis Arce, y se propone en primer lugar, devolver al pueblo la tranquilidad, hacer frente a una pandemia que ha contagiado a 143 371 personas, de las cuales más de 8 859 han fallecido, y encaminar el ritmo económico que durante los gobiernos de Evo Morales, era ejemplo para toda la región latinoamericana.

Una de las revelaciones incluidas en los primeros adelantos del libro fue la intención de Almagro de volver a acercarse a la política doméstica de su país, Uruguay, aunque ya no en el Frente Amplio, coalición que lo expulsó formalmente de sus filas en 2018.

Ahora, quizás imaginándose que tanto él como la OEA pierden cada vez más credibilidad entre las naciones de la región, se presenta, incluso, dispuesto a cortejar al Partido Colorado, cuando no negó que pudiera presentarse o aspirar a presidir esa organización de derecha.

Como buen camaleón, es capaz  de color y dar continuidad a su ya conocido alineamiento con la política de Estados Unidos y de los más derechistas partidos políticos.

Las palabras de Almagro en el libro sorprendieron a los integrantes del Partido Colorado. Y si bien varios se mostraron atónitos y hasta intentaron desmarcarse de su figura, algunos se animaron a expresar públicamente que el titular de la OEA tiene «las puertas abiertas» para ingresar a la formación política, que actualmente funciona como principal socio del Partido Nacional en la coalición de gobierno liderada por Luis Lacalle Pou.

Nada, que el personaje en cuestión observa un entorno no propicio tras la derrota de Trump en Estados Unidos y trata de buscar un cupo a cualquier precio y quizás aliándose hasta al peor postor.

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