ribbon

Edificio de la Aduana de La Habana y sus tres espigones San Francisco, Machina y Santa Clara V

26 de abril de 2013

|

Aduana y elevados del tranvía

En 1905, por concesión administrativa de obras públicas a la Compañía del Puerto, se autorizó la construcción de “cuatro muelles espigones frente a la plaza de San Francisco, a la Aduana, a la Machina y a la calle de Obrapía, con instalaciones mecánicas, edificio para el servicio de los Vistas, aparato para carga y descarga y demás obras accesorias en el puerto de esta Capital”. Así lo expresa un asiento del Registro de la Propiedad, por haber sido presentada al Gobierno Civil de La Habana la solicitud hecha por el Señor Sylvester Scovel. Vistas era el nombre que recibía el funcionario aduanero responsable de permitir el embarque de las mercancías sujetas a los impuestos arancelarios y de inspeccionar el cargamento.

Plano de la Compañía del Puerto de La Habana,1911. Aparece el área libre de la Concesión Scovel

La concesión sucesoria para llevar a efecto estas obras debía estar sujeta a un número considerable de condiciones, entre ellas, que la concesión se otorgaba por el plazo de 50 años, debía cederse por el Estado en usufructo durante el término de la concesión la parte de los muelles de San Francisco, así como el área del dominio público que habría de ocuparse con las obras del proyecto. Asimismo, durante el plazo de concesión el concesionario se obligaba  a mantener en buen estado de conservación los cimientos, calles, edificios, maquinarias y demás instalaciones de la planta, y en tales condiciones que al finalizar dicho plazo, este entregaría las obras al Gobierno en perfecto estado de servicio. Por su parte, las reparaciones y renovaciones necesarias en el edificio destinado a oficinas de la Aduana y en la parte del muelle espigón destinado al público, serían de cuenta del Gobierno; así como la conservación del pavimento de la zona litoral de servicio en todo el frente del espigón con la parte de tierra.
De acuerdo con la letra de la primera concesión, la obra consistiría en la construcción de un gran espigón anexo a un cuerpo edilicio sobre la línea costera para oficinas de Aduana y Casilla de Pasajeros. Varias calles contaban en el proyecto original, una de ellas techada y atravesando de norte a sur el espigón. De este proyecto original perduró para el resto de las propuestas el mantenimiento de una gran área libre en el lugar de las obras para facilitar la construcción primero, y la manipulación y trasiego mercantil una vez concluido el proyecto. Este espacio aún permanece en la actualidad como franja amplia de circulación vehicular frente al edificio por la calle San Pedro.

Vista de la Aduana desde La Plaza de San Francisco, 1920

La citada concesión fue modificada por otro decreto del Presidente José Miguel Gómez con el número 1022 del 11 de noviembre de 1910 publicado en la Gaceta 8 días después.
El resultado de este nuevo acuerdo en la concesión fue la construcción de muelles de concreto reforzado sobre pilotaje; sobre ellos almacenes de dos pisos techados y dispuestos con las óptimas condiciones tecnológicas que posibilitaba la época. De los cuatros muelles pactados solo se construyeron tres, variándose las dimensiones establecidas según una posterior solicitud de la concesionaria (detallada más adelante). Se mantuvieron las prerrogativas de las calles y aceras –tanto de vinculación de las obras con el resto de la ciudad como de conexión entre los espigones y el edificio marginal-; con la modalidad de que las calles serían pavimentadas con blocks de granito y conectarían a modo de gran vía los muelles. Igualmente, la disposición y futuras ampliaciones del Edificio Marginal fueron respetadas, dejando en el piso bajo espacio libre para tráfico público. Construido de hormigón sobre columnas de hierro, se insistió en el elevado puntal para mejor acomodo de la mercancía.

Galería de Imágenes

Comentarios