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El regreso de Luis Almagro

1 de junio de 2020

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Estaba perdido el señor Luis Almagro. Pero, que se sepa, no es por alguna afectación por la COVID-19. Pienso, más bien, que estaba «cargando las pilas» para dar continuidad a la política establecida por el gobierno de Estados Unidos, que fue quien propuso e impuso su reelección como secretario general de la OEA, en marzo pasado.
En estos meses de pandemia no se le vio la cara, ni se conoció pronunciamiento alguno, por ejemplo, para criticar las políticas de algunos gobiernos de la región como el de Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Chile, donde el virus SARS-CoV-2 ha provocado cientos de miles de muertos y donde se ha puesto al desnudo un sistema de salud colapsado y donde sus mandatarios han hecho gala de ineptitud para elaborar y conducir programas sociales al respecto.
Ahora apareció, al tomar posesión este 27 de mayo en su nuevo mandato al frente de la más desprestigiada institución. Un reporte de AP informa que Luis Almagro asume un segundo período y lo hizo, según sus palabras, «con una advertencia contra los intentos autoritarios en la región».
Esto, en su vocabulario, significa contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, tal y como se concibe en el guión elaborado por Trump y Pompeo, que nada nuevo tiene que no sea el auto desprestigio tanto de la OEA como de su jefe y el gobierno anfitrión al que le sirve.
«No vamos a ceder un ápice ante las dictaduras. Si les gusta a todos, muy bien, si no le gusta a nadie, muy bien también», aseguró Almagro en un discurso que parecía más de Donald Trump que del propio secretario general de la Organización de Estados Americanos. O es que a Pompeo se le trastocaron los papeles. O lo hizo con toda intención.
No olvidemos que fue Luis Almagro y su institución quienes concibieron y patrocinaron el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia; que ha sido el más fiel cumplidor de los planes estadounidenses contra Venezuela, en apoyo a una posible intervención militar contra la República Bolivariana. El que aplaude el bloqueo contra Cuba. El que difama a Nicaragua.
Por eso, estoy seguro, le fue imposible dedicar algunas palabras o algún documento para propiciar la solidaridad entre los países de la región más afectados por la COVID-19.
Tampoco puede Almagro pedir que cesen las sanciones económicas y comerciales de Estados Unidos contra nuestros países, o que se levanten al menos en época de pandemia, o que el gobierno de Trump deje de perseguir a empresas, navieras, bancos y otras entidades internacionales para que no vendan ni permitan hacer llegar a nuestros países, insumos imprescindibles para combatir la enfermedad.
¿Cuándo levantará su voz la OEA y su máximo responsable, a favor de los pueblos latinoamericanos y caribeños?
Estoy seguro que nunca. Por tanto, sería mejor que el señor Luis Almagro continúe en aislamiento, no de 14 días, sino para toda su existencia.

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