Casa de la calle Teniente Rey No. 9, entre Oficios y Mercaderes

27 de enero de 2020

Antes vivienda y comercio.
Hoy: Acuario del Centro Histórico.

Edificio de Teniente Rey 9, antes de la restauración.

La calle Teniente Rey, se extiende en su largo recorrido de Este a Oeste de la ciudad, partiendo del convento de San Francisco hasta llegar a Monserrate, donde se encontraban los muros de la antigua muralla, frente al Capitolio nacional. En su recorrido agrupa importantes edificaciones de diferentes siglos y estilos, que se vienen rehabilitando desde hace décadas, entre ellos, sobresale por su actual apariencia, la casa marcada con el número 9, convertida en un Acuario de peces tropicales.

Edificio de Teniente Rey 9, antes de la restauración.

Muy frecuentado estuvo en su apertura, cuando su interior recreaba el ambiente marino en medio de una agradable atmósfera de relajamiento, por medio de los efectos de iluminación y sonido. Didáctico y recreativo, el Acuario de la calle Teniente Rey vio la luz gracias a la obra restauradora de la Oficina del Historiador de la ciudad y su nutrido grupo de especialistas y colaboradores. Los años han pasado y permanece abierto al visitante, mostrando variadas especies de agua dulce, crustáceos, moluscos y plantas marinas de diversos lugares.

Teniente Rey 9 después de la Restauración

La edificación que lo acoge tiene dos plantas de altura y fue reconstruida en las primeras décadas del siglo XX sobre los cimientos de la antigua construcción que ocupaba esta parcela de terreno. Desempeñó como vivienda y comercio, reservándose el uso doméstico para los altos, mientras que la planta baja se destinó a la función comercial, luego ocupada por un almacén. Con el paso del tiempo se fue deteriorando progresivamente, por la ausencia de mantenimiento periódico y el uso inadecuado de sus espacios originales que se fueron transformando, mostrando una imagen desaliñada con la mutilación de los elementos que en su tiempo de esplendor mostró en fachada e interiores.

Teniente Rey 9 (Acuario)

Como parte de la obra social desplegada por la Oficina del Historiador, se fueron recuperando estos vetustos edificios para desempeñar nuevos y diferentes usos en beneficio de su población, la nueva función que acogió el inmueble fue tomada con mucho agrado, sobre todo entre los más pequeños habitantes de la zona.